Etimología
del concepto de Cultura
de
La Página del Profe
http://www.lapaginadelprofe.cl/cultura/1cultura.htm
La
palabra cultura se origina en el latín, cultüra, pero el
concepto mismo que representa ha variado constantemente de significado y de
connotación, haciendo patente que las palabras son cosas vivas que se renuevan
constantemente[1]
La
palabra cultura (en castellano) proviene de la
palabra cultüra, Latín (L), cuya última palabra trazable es colere,
L. Colere
tenía una amplio rango de significados: habitar, cultivar, proteger, honrar con
adoración. Eventualmente, algunos
de estos significados se separaron, aunque sobreponiéndose ocasionalmente en
los sustantivos derivados.
La
palabra principal colere se convirtió en cultura,
que
significaba básicamente cultivo,
o pedazo de tierra cultivada, y su significado primario fue labranza,
como tendencia natural al crecimiento de los sembradíos hechos por el hombre,
tuvo también un significado subsidiario medieval de
honor y adoración,
por ejemplo, en inglés cultura como 'adoración' se lee en Caxton (1483); posteriormente, con
la Ilustración la misma palabra cultura comensará a aplicarse
--originalmente con un sentido metafórico-- para expresar el gusto por el
conocimiento o la sapiencia (cultivarse, o ser cultivado).
Por
extensión --o por falta de una palabra mejor-- el significado
'habitar' de colere se convirtió en colonus,
L. de colonia,
significando el crecimiento de la gente que ocupa un nuevo territorio.
'Honrar con adoración',
se convirtió en Cultus',
palabra latina que hoy significa culto.
La
forma francesa de cultura fue couture-
francés antiguo- la que se ha desarrollado en su propio significado
especializado y que más tarde se convirtió en culture, palabra que
en el siglo XV temprano pasó al
inglés.
En castellano la palabra
cultura estuvo largamente asociada a las labores
de la labranza de la tierra, significando cultivo (1515); por
extensión, cuando se reconocía que una persona sabía mucho se decía que era
"cultivada". Según una
fuente[2],
es solo en el siglo XX que el idioma castellano comenzó a usar la palabra cultura
con el sentido que a nosotros nos preocupa y habría sido tomada del alemán kulturrell.
Si bien es posible pensar que nuestra preocupación
por conocer el concepto
"cultura" desde las ciencias sociales proviene más bien de la
fuerte influencia que el saber norteamericano ha tenido sobre nuestra propia
cultura hacia las décadas de los 50 y 60.
En
resumen, de colere se derivaron los
siguiente significados:
v
"Honrar con adoración"
se convirtió en culto (hacer crecer
la fe interior, lo que brota del alma)
v
"Habitar un lugar" se
convirtió en colono (el surgir de la
gente en un lugar no habitado antes)
v "Cultivar la tierra"
se convirtió en cultivar (hacer
brotar al reino vegetal, como en agricultura, mientras que,
Como
vemos, desde su uso en el tiempo del Imperio Romano hasta la Europa del Siglo
XVI, se impone el significado de cultura como la preocupación de la
gente por la producción agrícola y a fines del siglo XVIII y comienzos del XIX
todavía designa en Francia a una parcela de tierra cultivada.[4]
Decir “tengo una cultura” o “su cultura”,
era lo mismo que decir “tengo una parcela de tierra (en producción)”,
o “su parcela”.
Sin
embargo ya desde
el Siglo XVII, la palabra cultura comienza a ser usada también en un sentido
metafórico: de cultura referido a la acción de cultivar la tierra, a cultura
como acción de cultivar el conocimiento, o el espíritu, como se diría
entonces tanto en Francia como en Inglaterra.
En un comienzo, la palabra es usada seguida por el complemento de la cosa
cultivada: “cultura de las artes”, “cultura o cultivo de las
letras”, “cultura de las ciencias”.
Finalmente, entre los siglos XVIII y XIX se dejó de nombrar el
complemento y quedó solo la idea de cultura, principalmente en el francés[5],
para designar la formación o la educación del acervo humano.
Con
la Ilustración, además, cultura comienza a ser usada para reforzar la idea del
ser humano como ser racional, como el único ser capaz de acrecentar su
conocimiento mediante el uso de su voluntad y su intelecto en las artes, las
letras y las ciencias. Esta vez por
metonimia, quien conoce de artes, de ciencias, o es refinado, tiene cultura.
Así, la cultura pasa a ser el carácter distintivo de la especie humana que
progresa y se eleva por sobre su estado natural de salvajismo o de ignorancia.
En
el siglo XVIII, “cultura sigue empleándose en singular, lo que refleja el
universalismo y el humanismo de los filósofos: la cultura es algo propio del
Hombre (con mayúscula), más allá de cualquier distinción de pueblos y clases”[6]
y agrega más adelante: “Progresivamente, 'cultura' se libera de
los complementos y termina por ser usada para designar la “formación”, la
“educación” de la mente. Luego, en un movimiento inverso al observado
precedentemente, se pasa de “cultura” como acción (acción de instruir) a
“cultura” como estado (estado de mente cultivada por la instrucción, estado
del individuo que tiene cultura)[7]
A
inicios del Siglo XIX, aparte de ser usada como sustantivo que designa a un
pedazo de tierra labrantía, cultura se asocia a la idea del progreso y la civilización.
Cuanto más mentes cultivadas e instruidas hayan, como portadores de gran
cultura, más progreso posible, y por lo tanto, más penetrante y amplio el
mundo civilizado. En un momento,
cultura y civilización llegaron a confundirse. Si se es civilizado se es culto
y viceversa.
Con
el tiempo este sentido de la palabra cultura se asentó con fuerza,
especialmente entre las clases altas y nobles de la Europa de influencia
francesa, pero la expresión cultura desarrollaría aún varios significados,
con sentidos que a menudo se pierden o se bifurcan hasta constituir verdaderos antónimos.
El origen del concepto humanista estético
de cultura se encuentra precisamente en la forma que la
Ilustración impactó en las letras francesas, pero, ¿cómo surgió el concepto
“universalista” de cultura, el que dice que todos los seres humanos son
portadores de cultura, sin establecer grados de evaluación entre ellos?.
La
palabra habría pasado del francés al alemán, donde “aparece en el Siglo
XVII y parece ser la transposición exacta de la palabra francesa”[8],
además que el francés tenía gran influencia en las clases superiores de
Alemania. Sin embargo, como se vio,
en Francia cultura y civilización tenían significados similares,
pasando a ser más atractivo el termino civilización, por su connotación
modernista. Curiosamente el par
cultura/civilización fue tomado por el mundo alemán de una manera que
reflejaba su propia división de clases sociales:
“la
burguesía intelectual alemana adopta el término (cultura) y lo usa en oposición
a la aristocracia de la corte. En efecto, contrariamente a la situación
francesa, la burguesía y la aristocracia no tenían vínculos estrechos en
Alemania. La nobleza está
relativamente aislada respecto de las capas sociales medias; las cortes de los
principados son muy cerradas; la burguesía está eliminada, en gran medida, de
cualquier acción política. Esta
distancia social nutre cierto resentimiento, especialmente en una buena cantidad
de intelectuales que a mediados del siglo oponen los valores denominados
“espirituales”, basados en la ciencia, el arte, la filosofía y, también,
la religión, a los valores “corteses” de la aristocracia.
Según ellos, sólo los primeros son valores auténticos, profundos, los
otros son superficiales e insinceros.
Estos
intelectuales, que en general provienen de los medios universitarios, les
reprochan a los príncipes que gobiernan los diferentes Estados alemanes su
despreocupación por las artes y la literatura y su dedicación, la mayor parte
del tiempo, al ceremonial de la corte, para poder imitar las maneras
“civilizadas” de la corte francesa. Hay
dos palabras que va a permitirles definir esta oposición de los dos sistemas de
valores: todo lo que se origine en lo auténtico y contribuya al enriquecimiento
intelectual y espiritual será considerado como perteneciente a la cultura;
en cambio, todo lo que no es más que apariencia brillante, ligereza,
refinamiento superficial, pertenece a la civilización.
Por lo tanto, la cultura se opone a la superficialidad.
Para la intelligentizia
burguesa alemana, la nobleza de la corte, aunque civilizada, carece de cultura.
Como al pueblo sucede lo mismo, esta intelligentzia considera que,
de alguna manera, tiene una misión que cumplir: la de desarrollar y hacer
relucir la cultura alemana”[9].
Tanto
Cuché, como Williams destacan que ya Herder en 1770-80 usa el concepto
relativista de cultura --como forma de ser de un pueblo o grupo humano
determinado-- al describir su propia concepción del pueblo nacional
(volkgeist) alemán, para diferenciarlo del resto de “las culturas
europeas, que veían dominado por la cultura francesa”[10]
Durante
fines del Siglo XVIII y a lo largo del Siglo XIX, el concepto alemán de cultura
no sólo sirvió para diferenciar a la clase culta, pero plebeya, de la "inculta"
pero civilizada nobleza, en el
desarrollo del pensamiento alemán. En un proceso que dura casi todo un siglo,
la clase intelectual la usó como una forma de expresión que identificaba la
unidad del ser característico del pueblo alemán, a la sazón fuertemente
dividido en principados y cortes con distintas tendencias políticas y
religiosas. Comienza a pensarse a
la “cultura alemana” ya no como forma de refinamiento y conocimiento
superiores, sino como la forma o manera de ser característica que une al pueblo
alemán, producto de fuertes influencias históricas que hundían sus raíces en
los recuerdos de un pasado común, remoto y épico.
Es decir, al concepto de cultura pasó a representar la unidad y la
fortaleza de la nación.
Recientemente, Dietrich Schwanitz [12],
refiriéndose a la historia de la literatura alemana en el siglo XVIII, recoge
una idea similar respecto del concepto de cultura: “... como los alemanes carecieran de un Estado
común, extrajeron de la literatura alemana su primer sentimiento de unidad
(como el pueblo de los poetas y los filósofos).
Por eso, en Alemania fue donde, muy especialmente, se desarrolló una
concepción de la cultura extraída de la nueva literatura, que afirmaba que
solamente es culto quien conoce las grandes obras literarias en tanto que
expresión de la historia de las experiencias de la humanidad, pues la
literatura es el mejor instrumento para comprender la propia cultura.”
Mientras
tanto, la concepción francesa de cultura/civilización de la Ilustración
connotaba[11] un destino común para
toda la humanidad, que a través del progreso constante y creciente identificaba
a la cultura como el conocimiento y el goce de las manifestaciones más
refinadas del quehacer humano, que influenciaba mucho al mundo Europeo que se
abría a la modernidad.
De la comprensión de la cultura propia (o nacional)
en la
literatura, a entender a la cultura como el quehacer total del pueblo (alemán
primero, pero cualquier pueblo, después) originada en valores y tradiciones heredados del pasado, había poca distancia y con el tiempo
así es como se la entendió al interior de la tradición principalmente
antropológica.
[1] Todo lo que no se
renueva muere, decía mi profesora de lenguaje hace ya casi medio siglo,
refiriéndose a la forma en que las palabras varían en significado a través
del tiempo.
[2] Breve Diccionario Etimológico de la Lengua
Castellana.
[4] Denys Couche, LA NOCIÓN
DE CULTURA EN LAS CIENCIAS SOCIALES, Nueva Visión, Bs. As. 1999, Pág.
12
[5] En castellano se siguió
usando el expresión cultivar y cultivarse: “cultivarse en
las letras”, o “cultivar el buen vivir”, hasta inicios del
siglo XX.
[6] Denys Couche, LA NOCIÓN
DE CULTURA EN LAS CIENCIAS SOCIALES, Nueva Visión, Bs. As. 1999, Pág.
13
[7]
Denys Couché IBID.
[8] Denys Couché, citado, Pág.
15. También referido por el filósofo de la Universidad de Nueva
York,
Eduardo Subirats.
[9] Denys Couché, citado, Pág.
15-16.
[10] Herder: Según Cuché,
“Otra filosofía de la Historia”, (1774), y según
Williams en “Ideas en la Filosofía de la Historia de la Humanidad”
(1784-91)
[11]
Si bien, cultura y civilización, para el pensamiento francés
e inglés de fines del Siglo XVII denotan la mismo –lo más moderno y
refinado--, desde un punto de vista connotativo, cultura es una
expresión sincrónica, porque se refiere a lo más moderno del momento, y civilización
tiene una connotación diacrónica, porque incorpora en su significado
al pasado distante que se opone a lo civilizado.
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