viernes, 30 de septiembre de 2016

El capitán español que sufrió 117 heridas combatiendo solo contra 4 navíos ingleses en Trafalgar


Historia

El capitán español que sufrió 117 heridas combatiendo solo contra 4 navíos ingleses en Trafalgar

Cayetano Valdés, nacido el 28 de septiembre de 1767, desobedeció las órdenes francesas de abandonar el combate cuando todo parecía perdido y se dirigió con el «Neptuno» hacia el centro de la batalla para auxiliar a sus compañeros 

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El "Neptuno", en Trafalgar - ABC
«Al fuego». Esas fueron las dos palabras que dirigió el capitán español Cayetano Valdés al contralmirante francés Dumanoir cuando este le preguntó -durante la batalla de Trafalgar- por qué diantres abandonaba la formación. La frase no hubiera tenido mayor importancia de no ser porque implicaba que este español desobedecía las órdenes de su superior (quien le instaba a retirarse a Cádiz dejando de lado a los barcos aliados que se batían contra los ingleses) y partía directamente hacia la refriega con el objetivo de salvar a su buque insignia, el «Santísima Trinidad». Un bajel que al que los británicos estaban dejando como un colador. Su decisión le granjeó 117 heridas de metralla y verse obligado a luchar solo contra cuatro enemigos, pero le dejó la honra intacta.
Cayetano Valdés y Flores nació en Sevilla el 28 de septiembre de 1767. Su infancia la pasó asombrado por el mar. Esto le llevó, en 1781, a acceder por la puerta grande a la Real Compañía de Guardiamarinas de Cádiz. Desde entonces se destacó como un aventajado estudiante de astronomía, hidrografía y navegación. A partir de ese momento, y a la vista de sus capacidades militares y navales, sus mandos no tardaron en promocionarle. Un hecho que le llevó a participar a una edad temprana en contiendas tan destacables como el asedio de Gibraltar (acaecido entre 1779 y 1783).

Entre ciencia y guerra

Después de ser nombrado capitán de fragata a los 25 años, su vida sufrió un breve cambio de rumbo. Y es que, dejó momentáneamente las armas para participar en la expedición científica que, a las órdenes de Alejandro Malaespina, buscaba reconocer el estrecho de Fuca.
Posteriormente, pasó su vida entre ciencia y balas hasta 1797, año en que (ya como capitán de navío) dirigió al «Pelayo» (de 74 cañones) contra los ingleses en la batalla del Cabo San Vicente. En la misma (la que supuso una gran derrota contra la Pérfida Albión) nuestro protagonista logró con su buque que el «Santísima Trinidad» (el gigantesco bajel español de -en principio- 120 cañones) no cayera en manos enemigas. Algo para lo que se batió heroicamente.
Batalla del Cabo San Vicente
Batalla del Cabo San Vicente- Wikimedia
En 1805, ya con España aliada con Francia, recibió órdenes de formar parte (al mando del navío «Neptuno» -de 80 cañones-) de la flota combinada formada por 18 bajeles franceses y 15 españoles para invadir Gran Bretaña. Dirigida por el infame Pierre Charles Silvestre de Villeneuve, esta armada tenía el objetivo de atravesar el Canal de la Mancha y transportar un ejército desde las costas francesas a las inglesas.
Sin embargo, la armada se vio finalmente cercada en octubre a la altura de Cádiz por una escuadra de 28 bajeles al mando del conocido Horatio Nelson. Al final, y después de celebrar varias reuniones, la «combinada» se decidió a atacar a los «british» el 21 de ese mismo mes. Todo ello, a pesar de que sabían que sus tripulaciones no eran lo suficientemente profesionales y la marinería (que no los oficiales) carecían de la experiencia de sus enemigos.

En Trafalgar

El 21 de octubre, las dos armadas se divisaron cerca del cabo Trafalgar. La flota combinada formó, por órdenes de Villeneuve (a bordo del «Bucentaure», de 80 cañones) en línea, mostrando las bandas de sus bajeles al enemigo. En el centro se destacaban (además del insignia en el que había embarcado el mandamás francés) el «Santísima Trinidad». Nuestro protagonista, Valdés, dirigía su «Neptuno» en la retaguardia, dirigida por el contralmirante Pierre-Étienne-René-Marie Dumanoir (sobre el navío «Formidable»). Este grupo contaba con un total de ocho bajeles entre los que destacaban tres españoles: el de nuestro protagonista, el «Rayo» y el «San Francisco».
Dumanoir
Dumanoir- Wikimedia
Con todo, después de que Villeneuve ordenase a sus buques virar en redondo para tener la proa hacia Cádiz (según la mayoría de historiadores, porque quería asegurarse la retirada por si era derrotado) la división de Dumanoir quedó en vanguardia. El resultado de esta estrategia no pudo ser peor, pues destrozó la formación de la combinada y dejó una distancia considerable entre los diferentes bajeles por la que, en el caso de lanzarse de bruces contra ella, podrían colarse los ingleses.
Dicho y hecho. Nelson, que tonto no era, decidió entonces formar dos divisiones y dirigirse, en perpendicular, hacia el centro de la línea francesa. «Los ingleses formaron dos gruesas columnas, de 15 navíos la situada más al Norte, o izquierda, que guiaba Nelson con su navío “Victory”; de 12 la otra, marchando a la cabeza el almirante Collingwood en el “Royal Souvereign”. (…) Se dirigieron, en líneas algo oblicuas, a la armada aliada: la primera, a cortarla por el centro; la de Collingwood, a envolver la retaguardia», explica el historiador y militar Cesáreo Fernández Duro en su obra «Armada española (desde la unión de los reinos de Castilla y Aragón)».
Batalla de Trafalgar (estrategia inglesa)
Batalla de Trafalgar (estrategia inglesa)- Wikimedia
Aproximadamente al medio día se disparó el primer cañonazo y, posteriormente, se demostró que la estrategia de los británicos había sido acertada cuando sus buques se abalanzaron contra el «Bucentaure» y el «Santísima Trinidad». Villeneuve se vio entonces superado por un amplio elenco de contrarios y, desesperado, solicitó mediante señales a los extremos de su línea (entonces fuera del combate) que se dirigieran «al fuego» central cuanto antes. Las órdenes fueron recibidas por todos... incluso por Dumanoir. ¿Qué hizo este francés? Empezar a remolonear para evitar entrar en combate y dar órdenes a los navíos bajo su mando de que no se movieran para ayudar a sus aliados.

Un despiste...

Por suerte para nuestro país (donde el boicoteo histórico es tan habitual como la crítica soterrada a aquel que no esté presente) la mayoría de fuentes francesas quitan responsabilidad a España y están de acuerdo en que Dumanoir no quiso entrar en combate. Todo ello, a pesar de que, mientras le quedó un solo palo sin derribar, el «Bucentaure» de Villeneuve mantuvo en alto los banderines que le indicaban lo que debía hacer: presentarse en la refriega de una endemoniada vez para dar un buen repaso a los infames Lords ingleses con su escuadra. O al menos, para evitar que el repaso se lo diesen los hombres de Nelson a ellos.
Pero el «Formidable» ni caso. Nada de nada. «Rien de rien», que dirían los francos. De hecho, y para sorpresa de los presentes, se hizo el despistado y se alejó poco a poco (junto a los buques de su división) rumbo norte, hacia donde le dirigía la marea.
Cayetano Valdés
Cayetano Valdés- Wikimedia
Para algunos destacados historiadores como Roy Adkins, este «despiste» permitió que el plan de los ingleses saliese a pedir de boca: «La estrategia de Nelson dependía de que los buques de la vanguardia francesa tuviesen dificultades para virar y no lograsen, por tanto, auxiliar al resto de la línea de batalla hasta que fuese ya demasiado tarde. De modo que, cuando más se alejase Dumanoir de la flota, más posibilidades tendrían los británicos de obtener la victoria».
No obstante, otros tantos son partidarios de que, aunque hubiese cumplido las órdenes y hubiese entrado de cabeza en la refriega, es imposible saber qué hubiese sucedido. Uno de ellos es el militar y marino del XIX José Ferrer de Couto.
Independientemente del resultado militar, lo cierto es que -aquel día- Dumanoir dejó claro que era partidario de la «Liberté», pero poco de la «Égalité», y nada de la «Fraternité». Y es que, se tomó la libertad de obviar que era en el centro donde estaban las tortas y que lo igualitario y lo fraternal era acudir a dar de cañonazos al mismo enemigo que estaba aniquilando a su superior.
A las dos menos diez de la tarde, y ya hasta las napias de que Dumanoir no acudiese a la lid, Villeneuve ordenó (por enésima vez) que los buques entrasen «en fuego» en el centro de la formación. Mientras todo aquello sucedía, los fogonazos de los cañones que salían del «Bucentaure» y del «Santísima Trinidad» se iban desvaneciendo poco a poco, silenciados por el enemigo.
Todo parecía perdido. De hecho, hubo un momento en que los ingleses vieron tan silencioso el «Escorial de los mares» que creyeron que se había rendido. Pero nada más lejos de la realidad. «Notando los enemigos el silencio en aquella mole inerte, enviaron bote con oficial preguntar si se había rendido, prontamente respondieron los marineros españoles “no, no”», explica Duro. En los minutos siguientes, el combate continuó a expensas de la mirada lejana de Dumanoir quien, lentamente y ante la insistencia de su oficial al mando, ordenó a sus buques empezar a acercarse a la contienda.

Al fuego

La desesperación al ver a sus compatriotas batiéndose a quemarropa por España y Francia debió calar en lo más hondo del corazón de los capitanes a las órdenes de Dumanoir. Quizá fuera eso, o quizá fuera la simple necesidad de no manchar su historial manteniéndose a distancia de la mayor batalla naval de la época.
Fuera por la causa que fuese, finalmente algunos capitanes desobedecieron al infame galo y viraron para dejar de ser espectadores, y convertirse en protagonistas. «Como el jefe dejara pasar el tiempo sin obedecer la señal que todos los comandantes veían, algunos, por propia instigación viraron, haciendo los esfuerzos imaginables para llegar al fuego con el viento calmoso que apenas llenaba las velas», explica Duro en su obra.
El "Bucentaure", desarbolado
El "Bucentaure", desarbolado- Wikimedia
El primero de ellos, según este historiador, fue el de nuestro protagonista: el «Neptuno». El 80 cañones, a los mandos de Valdés, «cambió la proa remolque de los botes» y, queriendo emular lo que había hecho en la batalla del cabo «San Vicente» (donde su intervención evitó que el «Santísima Trinidad» cayera en manos enemigas), se dirigió finalmente hacia la refriega.
Así explicó el capitán español su decisión en el parte posterior de la contienda: «A la una y tres cuartos vi la señal que mandaba a la vanguardia virar en redondo a un tiempo y acudir a sostener el cuerpo o división atacada, lo que ejecuté inmediatamente, sin esperar el momento que vi izado poco después en el navío “Formidable”, el que con el resto de la vanguardia estaba haciendo lo que yo ya tenía verificado».
«A la una y tres cuartos vi la señal que mandaba a la vanguardia virar en redondo a un tiempo y acudir a sostener el cuerpo o división atacada, lo que ejecuté inmediatamente»
Antonio Escaño, segundo oficial de la armada española en la contienda, refirió así su conducta: «Viró en obedecimiento de la orden de la señal de virar por redondo la vanguardia para sostener el cuerpo atacado». Según se dice, cuando observó la maniobra, Dumanoir le preguntó al hispano qué diantres hacía al pasarse por el forro (del pantalón) la cadena de mando. Ante esas palabras nuestro protagonista le respondió, simplemente, que se dirigía «al fuego».
Otro tanto sucedió con el «Intrepide» (un navío de línea de segunda clase, de 74 cañones, y construido en los astilleros de Ferrol). Su capitán, Luis Infernet, le puso las mismas napias que su homólogo español y se lanzó contra los ingleses ávido de sangre. Este marino, tras la contienda, fue recibido de forma honrosa por Napoleón, quien le dijo lo siguiente: «Si todos los comandantes se hubiesen conducido como vos en Trafalgar, la victoria no hubiera estado ni un solo momento indecisa».
Mientras hombres como Valdés e Infernet ponían proa hacia el «Bucentaure» de Villeneuve y el «Santísimas Trinidad» (ambos, casi unas boyas inertes para entonces), Dumanoir decidió que poco podía hacer con los buques que le quedaban, y tomó una decisión todavía más criticable que su actitud hasta el momento: marcharse con viento fresquito hacia Cádiz para salvarse.
«Dumanoir, que al fin se decidió pasar por barlovento con cuatro navíos franceses en línea, satisfaciéndose con disparar algunos cañonazos de lejos, orzó, perdiéndose de vista por el Oeste», añade Duro. Con su partida, bandera tricolor ondeando al viento, se marcharon las pocas opciones (y las esperanzas de victoria) del almirante francés. Concretamente, los buques que decidieron dejar a sus compañeros atrás fueron el «Formidable», el «Scipion», el «Duguay-Trouin» y el «Mont Blanc».

En combate

Media hora después de mandar a la «merde» a Dumanoir, Valdés se dio de bruces con dos navíos que salieron a cortarle el paso a la ver que intentaban doblar (superar y atacar por la popa, la parte más débil de los bajeles de la época) al «Bucentaure» y al «Santísima Trinidad». Estos fueron el «Spartiate» (de 74 cañones) y el «Minotaur» (también de 74). Le detuvieron, pero este par de bajeles pronto tuvieron que ser reforzados con otros dos gracias a la tenacidad de nuestro protagonista.
«A las dos y cuarto teníamos por nuestra amura de barlovento cuatro navíos enemigos, uno de ellos de tres puentes, que con viento algo más fresquito que hasta entonces había reinado y fuerza de vela, las amuras a babor, se dirigían a doblar al Trinidad y Bucentauro, desarbolados ya de todos sus palos; con ellos trabé un vigoroso combate, así como los demás buques de mi inmediación, que eran todos franceses, en número de cuatro», explica el mismo Valdés en su informe de la batalla.
Nelson, en Trafalgar
Nelson, en Trafalgar- Wikimedia
Cañonazo tras cañonazo, mosquetazo tras mosquetazo, el español demostró a los ingleses (y a los huidizos galos) que no estaba dispuesto a dejarse la vida sin llevarse a cuántos más enemigos pudiera al fondo del mar.
Pero, aunque logró dar unos minutos a sus dos aliados, finalmente terminó sucumbiendo hacia la potencia inglesa. «A las tres y media, habiendo arribado algo la división enemiga, pasó por sotavento de la nuestra y a muy poca distancia, en cuyo tiempo fue cuando recibí averías de consideración, pues perdí el mastelero de velacho y parte de la cofa de trinquete, cortados muchos obenques de este palo. Faltó el estay mayor, la verga de trinquete, el mastelero de gavia; atravesado el palo mayor por cinco partes, cortados todos los obenques y quinales de la banda de babor y cinco de la de estribor, dos cañones en el entrepuente desmontados y varios balazos a flor de agua, por donde entraba bastante», comenta en su informe.

El final

Una hora después (a las «cuatro menos algunos minutos», en palabras de Valdés), tras recibir severos daños en el caso, los palos y cualquier elemento del buque sensible de ser destruido por un bala británica, el «Neptuno» de Valdés pudo al fin acercarse al «Bucentaure» y al «Santísima Trinidad».
El capitán había cumplido valerosamente con su misión de socorro, aunque de poco sirviera ya para la victoria combinada en la contienda. Fue en ese momento cuando, sabedor de que -al menos- no había fallado a sus compatriotas (como si habían hecho los galos) la tragedia se sucedió: fue herido de gravedad en la cabeza por la caída de uno de los palos del buque.
Grabado de Valdés
Grabado de Valdés- Wikimedia
«A esta sazón cayó el palo de mesana, y en sus ruinas fui herido en la cabeza y nuca, con lo que perdí el sentido y conducido abajo, a donde nunca pensé retirarme, sin embargo de haberme sentido herido tres veces durante la acción», explicó posteriormente. Para entonces, y tal y como señala José María de Mena en su obra «Historia de Sevilla», había recibido la friolera de 117 heridas de metralla en todo el cuerpo.
Como ocurrió con otros tantos capitanes, en principio Cayetano Valdés se negó a retirarse, pero sus compañeros terminaron poniendo su cuerpo a cubierto cuando perdió el conocimiento. «Un guardiamarina sacó al comandante don Cayetano Valdés, el amigo de mi padre, cuando ya estaba abandonado a una muerte segura, porque […] un golpe en la cabeza le tenía […] privado enteramente del sentido», afirmó Escaño en sus memorias.
El navío se rindió con el deber cumplido, la honra intacta, pero con 42 muertos y 47 heridos
Como es lógico, el oficial señala en su informe que, desde ese momento, «nada sé por mi mismo», pero continúa narrando el combate del «Neptuno» en base a los datos obtenidos de sus oficiales.
«Tengo entendido que mi navío se conservó a la voz del Trinidad y Bucentauro de la vuelta encontrada, que los enemigos reviraron sobre mi navío y lo doblaron por barlovento, y que por último, algunos minutos antes de ponerse el sol, hallándose con treinta muertos y cuarenta y siete heridos, enteramente desarbolado haciendo bastante agua y abrumado del superior número de los enemigos que se cebaron sobre mi navío, que fué el único que estaba en aquellas aguas, determinaron hendirse a fuerzas tan desiguales», determina. Al final, el navío se rindió a la cinco de la tarde. Con el deber cumplido, la honra intacta, pero con 42 muertos y 47 heridos.

Tras la batalla

Tras la derrota y la huida desesperada de algunos buques de la combinada, el «Neptuno» y su tripulación fueron hechos prisioneros por los ingleses. Estos, al día siguiente, remolcaron los restos del bajel con intención de llevarlo hasta sus islas. Sin embargo, y para suerte de Valdés, una división española salió posteriormente del puerto para rescatar a cuántos marinos y bajeles apresados pudiese. Uno de ellos fue, precisamente, su navío.
Ese hecho le permitió llegar con vida a Cádiz, ser ascendido a almirante, y combatir en la posterior Guerra de la Independencia. Pero eso, como se suele decir, es otra historia.

La escultura serena y elegante de Miguel Blay


La escultura serena y elegante de Miguel Blay

El Museo del Prado exhuma su colección del artista español en el 150 aniversario de su nacimiento 
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«Eclosión», 1905, de Miguel Blay. Detalle
«Eclosión», 1905, de Miguel Blay. Detalle - MUSEO DEL PRADO
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En una temporada donde los grandes nombres se imponen en el Prado (Ingres, La Tour, El Bosco) con relevantes exposiciones, también se ha hecho un hueco en el calendario del museo a otros proyectos más modestos, con artistas menos conocidos y muestras más reducidas, que tratan de poner en valor la propia colección del museo. Es el caso que nos ocupa: Miguel Blay (Olot, 1866-Madrid, 1936), al que la pinacoteca quiere rendir homenaje en el 150 aniversario de su nacimiento con una exposición cuyo título se extrae de su discurso de ingreso en la Academia de Bellas Artes de San Fernando en 1910: «Solidez y belleza». Dos palabras que resumen su ideal de escultura.
«Al ideal», 1896, de Miguel Blay
«Al ideal», 1896, de Miguel Blay- MUSEO DEL PRADO
Aunque su nombre no suene tanto como los de Rodin o Benlliure, Miguel Blay fue uno de los escultores más destacados del XIX, formado en Madrid, París y Roma, donde dirigió la Academia de España. El Prado desempolva de sus almacenes una veintena de obras que atesora de este artista y que, hasta el 2 de octubre, lucen repartidas entre dos espacios del edificio Villanueva. Por un lado, la sala 60, donde se exhiben tres esculturas, un conjunto de dibujos, medallas y una pequeña agenda de notas, de 1902: no es un cuaderno de trabajo, sino que Blay apuntaba en ella lo que hacía cada día y llevaba el control de la economía doméstica. En el centro de la sala, una escultura de gran tamaño, realizada en escayola en 1896. Aunque su título inicial iba a ser «Almas blancas», acabó llamándose «Al ideal». Esta pieza, de carácter simbolista, tiene un fuerte componente místico y espiritual.
«Miguelito», 1919, de Miguel Blay
«Miguelito», 1919, de Miguel Blay- MUSEO DEL PRADO
Le acompañan otras esculturas, como «Niña desnuda» (1892), en mármol de Carrara, que pertenece a su serie «Los primeros fríos» y se enmarca en el realismo social: una niña desnuda dormita tiritando de frío. Gracias a ella obtuvo en la Exposición Universal de 1900 la Medalla de Honor. Muy emotiva resulta la cabeza que modeló en mármol de Miguelito, uno de sus cinco hijos, fallecido en 1918 antes de cumplir los ocho años. Se trata de un retrato póstumo que esculpió como un recuerdo nostálgico de su hijo más pequeño, al que solía definir como su obra maestra. En una fotografía, padre e hijo posan en el estudio del escultor el mismo año de la muerte del pequeño.
«Niña dormida» (fragmento de «Los primeros fríos»), 1892, de Miguel Blay.
«Niña dormida» (fragmento de «Los primeros fríos»), 1892, de Miguel Blay.- MUSEO DEL PRADO
La comisaria, Leticia Azcue, jefe de conservación de escultura y artes decorativas del Prado, comenta que Blay «fue un artista total; dibujaba excepcionalmente bien». Cuelgan en la sala siete dibujos académicos: desnudos masculinos y femeninos, retratos y un boceto para el monumento a Vasco Núñez de Balboa en Panamá: él hizo la base y Benlliure, gran amigo suyo, la figura del explorador español. Blay recibió importantes encargos para monumentos públicos en Iberoamerica. Pero no fue ésta la única obra que hicieron conjuntamente ambos artistas. También, una de las medallas que lucen en una vitrina de la muestra, que llevaron a cabo para la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1915: Blay hizo en oro el reverso y Benlliure, en plata, el anverso. Éste definió a Miguel Blay como «el príncipe de la elegancia y la corrección».
MUSEO DEL PRADO
MUSEO DEL PRADO
La exposición se completa en la sala 47, junto a la rotonda de las musas, donde se muestra su escultura más célebre, «Eclosión», obra clave de su producción, explica Leticia Azcue. La acaba en París en 1905 y la presenta en Madrid tres años después. Obtuvo la Medalla de Honor en la Exposición Nacional de Bellas Artes. Esculpida en mármol de Carrara, estuvo instalada durante 30 años en el jardín de la Biblioteca Nacional, que albergaba entonces el Museo de Arte Moderno. Hasta 1979 no se trasladó al Casón del Buen Retiro. Ello provocó daños irreversibles: el mármol ha perdido su suavidad. Es su escultura más rodiniana, aunque, como apunta la comisaria, hay evidentes diferencias entre ambos escultores. Mientras Rodin es más explícito y pasional en sus composiciones, Blay resulta más íntimo y elegante. En «Eclosión» inmortaliza el momento en el que una pareja de jóvenes roza por primera vez sus cuerpos. El la mira a ella embelesado.
Reverso de la medalla creada por Miguel Blay para la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1915. El anverso es obra de Mariano Benlliure
Reverso de la medalla creada por Miguel Blay para la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1915. El anverso es obra de Mariano Benlliure- MUSEO DEL PRADO
A la inauguración de la muestra acudieron ayer algunos de los descendientes de Blay. Micaela, una de sus nietas, se mostraba muy contenta:«Mi abuelo fue un gran artista. Es una maravilla que España lo reconozca y un honor que el Prado celebre su 150 aniversario con esta exposición tan hermosa».

Los robos más célebres de cuadros


Los robos más célebres de cuadros

Seis asaltos a museos o casas para desvalijar grandes obras de arte
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La Gioconda»

«La Gioconda» fue robada en 1911- ABC
El 21 de agosto de 1911 «La Gioconda» de Leonardo desapareció del Museo del Louvre. El Gobierno francés destituyó al director y al jefe de seguridad del museo al tiempo que sancionaba a los guardias. Pero el cuadro no aparecía. El 29 noviembre de 1913 un tal Leonardo dijo tener el cuadro y que quería devolverlo en Italia. Lo hizo en Florencia. El tal Leonardo resultó ser Vincenzo Peruggia, un pintor y decorador italiano que había trabajado en el Louvre. Dijo que su intención era devolver el cuadro a Italia. Era un patriota. Se le condenó a tres años de cárcel pero apenas pasó doce meses en ella.


El grito» y la «Madonna»

«El grito» fue robado en Oslo- ABC
En agosto de 2004 dos ladrones enmascarados entraron a punta de pistola en el Museo Munch de Oslo y mientras uno apuntaba a la cabeza a uno de los guardias de seguridad el otro se llevaba los dos cuadros. En un solo minuto entraron y salieron. Metieron los cuadros en el maletero de un coche donde les esperaba un complice y salieron a la carrera. Dos años después una operación policial consiguió recuperar ambos cuadros.

El caso Gardner

«El concierto« de Vermeer- ABC
Uno de los mayores robos de arte de nuestra historia tuvo lugar el 18 de marzo de 1990 en Bsoton. Del Museo Isabella Stewart Gardner desaparecieron 13 obras, de Vermeer, Rembrandt, Mane y Degas entre otros, valoradas en 500 millones de dólares. Hasta la fecha las obras no han sido recuperadas. Los ladrones se llevaron la única marina conocida de Rembrandt, recortada de su marco, y «El Concierto», una de las obras más destacadas de Vermeer.


El Kunsthal de Rotterdam

«El puente Charing Crosse de Londres», de Monet, entre las obras robadas- ABC
El modesto museo de la ciudad holandesa pretendía celebrar sus 20 años de vida con una gran exposición de una de las mejores colecciones privadas de arte contemporáneo, la de la Fundación Tritton. Una banda de ladrones perpetró el robo de siete cuadros, entre ellos obras de Picasso, Matisse, Gauguin y Monet («El puente Charing Crosse de Londres»). El problema fue que en el paso a una seguridad técncia hizo que no hubiese nadie por la noche. Sonaron las alarmas pero cuando llegó la policía los ladrones ya se habían ido. Estos fueron detenidos tiempo después y aunque en un principio dijeron que habían quemado los lienzos luego dijeron que los tenía un amigo al que no se pudo localizar.


La casa de Esther Koplowitz

En 2001 la casa de Esther Koplowitz en el Paseo de la Habana fue asaltada por unos ladrones que, tras herir a un vigilante, se llevaron una veintena de cuadros, catorce de ellos de gran valor. Entre ellos figuraban dos Goyas («El columpio» y «La caída del burro»), un cuadro de Juan Gris («Guitarra sobre una silla»), un Pisarro, dos Foujita, un Brueghel y un Sorolla, entre otros. La policía no tardó mucho en relacionar a la banda de Casper con el robo y le detuviron. Poco después se supo que los cuadros no habían salido de España por su dificultad para venderlos en el mercado internacional. La policía los recuperó casi todos.


Los tres Picasso

«Maya a la poupe- ABC
El robo se produjo en el domicilio de una de las nietas del artista malagueño, Diana Widmaier-Picasso, que reside en París. Los ladrones entraron de noche, burlaron las medidas de seguridad y robaron los cuadros, dos de los cuales eran «Maya a la poupe» y «Portrait de Jacqueline». El robo se produjo en febrero pero la policía detuvo a los ladrones en agosto y recuperó las obras de arte.


Falcondo sobre Loma Miranda: no explotaríamos “ni una piedra” sin el apoyo total de la comunidad

 http://acento.com.do/2016/economia/8387808-falcondo-loma-miranda-no-explotariamos-una-piedra-sin-apoyo-total-la-comunidad/

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Falcondo sobre Loma Miranda: no explotaríamos “ni una piedra” sin el apoyo total de la comunidad

Ejecutivos de la empresa aseguran que la operación minera de Americano Nickel no depende de la explotación de Loma Miranda, y que han logrado mitigar el impacto ambiental de su producción mediante cambios sustanciales en los procesos metalúrgicos y de extracción
Alexander Peña - 30 de septiembre de 2016 - 4:28 pm - 0
Foto: Carmen Suárez/Acento.com.do/Apostolos Peppas, vicepresidente y director de Minas, explica al equipo de Acento el nuevo método de "minería selectiva" empleado por Falcondo en los procesos de extracción y transporte del níquel.
LOMA LA PEGUERA (Bonao) República Dominicana.- La Falconbridge Dominicana (Falcondo) no se aventuraría a explotar “ni siquiera una piedra” de sus áreas de concesión en Loma Miranda sin el previo aval de las autoridades y el “apoyo total” de todas las partes relacionadas, incluyendo a las comunidades que la habitan.
Así lo aseguró el presidente y gerente general (CEO) de la minera, Ioannis Moutafis, a un equipo de Acento encabezado por el director del periódico, Fausto Rosario Adames, que visitó e hizo un recorrido por las instalaciones de Falcondo en la loma La Peguera, donde están localizados sus principales yacimientos.
Fachada de la planta metalúrgica de Falcondo, en La Peguera.
“Ninguna compañía, no solo nosotros, sin el apoyo total (“full support”) de los relacionados, y sin la obtención de la licencia social, no puede explotar ni siquiera una piedra”, dijo el alto ejecutivo en respuesta a una pregunta sobre el interés de Falcondo por la eventual y polémica explotación del enclave montañoso situado en las proximidades de La Vega.
El vicepresidente y director de Minas, Apostolos Peppas, apuntó que la empresa incursionaría en la zona siempre que se den esas condiciones. “Si nos sentimos bienvenidos por las comunidades, y (se cumplen) los requerimientos de las autoridades, lo haríamos de alguna manera”.
Asimismo, puntualizó que los proyectos de extracción y producción de ferroníquel en el país de Americano Nickel -la compañía extranjera que adquirió el 85% de las acciones de Falcondo -en agosto del 2015- no dependen del potencial aprovechamiento de Loma Miranda. “Todo depende del níquel”, comentó Ioannis Moutafis en este sentido, en referencia al comportamiento de los precios del mineral en el mercado.
Agregó que esta posibilidad tampoco fue contemplada en las proyecciones de negocios y sobre el “tiempo de vida” que les queda a las reservas de La Peguera y Loma Ortega, que se ha estimado de 8 a 11 años, en función de los precios actuales del níquel en el mercado internacional.
El presidente Danilo Medina y el Ministerio de Energía y Minas han condicionado una futura utorización para explotar Loma Miranda a la obtención previa de una “licencia social y medioambiental” que dé luz verde a la operación minera.
Política de “aproximación” al medioambiente
El presidente y CEO de Falcondo resaltó que la nueva administración ha puesto en marcha una serie cambios en los procesos mineros y metalúrgicos que implica la producción del ferroníquel, con miras a mitigar y sobre todo prevenir el consecuente impacto ambiental de esas actividades.
“Como parte de nuestra aproximación al medioambiente, en vez de tomar acciones correctivas, hemos sido proactivos, tomando acciones preventivas, eliminando drásticamente la fuente de ese impacto ambiental”. Ioannis Moutafis precisó que esta política va de la mano con la reducción de costos operativos que se ha planteado la empresa, y ha tenido también un impacto apreciable en esta dirección.
Lea también: Falcondo ha exportado ferroníquel por un valor de US$60 MM desde el reinicio de sus operaciones
Apostolos Peppas, vicepresidente y director de Minas, destacó que en esta dirección se lleva a cabo una política de reforestación de las áreas mineras, una vez concluye la extracción del mineral utlizable que contienen, a través de la siembra de pinos que se cultivan en el vivero de la Falconbridge.
Dos de las excavadoras y volquetas que se utilizan en las activiades mineras.
Los cambios más sustanciales que ha implementado Americano Nickel consisten en la sustitución de la flotilla de excavadoras y camiones o volquetas empleados para extraer la materia prima de sus yacimientos mineros y trasportarla al resto de las facilidades. Así como del combustible utilizado en la producción del ferroníquel, explicó el gerente financiero de la minera, Gabriel Rodríguez.
Rodríguez detalló que los camiones de gran escala -de 90 toneladas- que se usaron durante 45 años en las actividades mineras de Falcondo, han sido reemplazados por palas y excavadoras “convencionales”, que permiten ser un proceso de extracción de níquel más eficiente y “selectivo”.
“Esto permite que el operador que está al frente (del vehículo) y el equipo de ingenieros geólogos puedan seleccionar de manera mucho más efectiva lo que se necesita extraer”.
Agrega que al no emplear equipos de gran tamaño para llegar a las zonas de extracción y mover el material, han podido reducir el “volumen de movimiento” en la mina hasta en un 75%. Y en un 60% el “movimiento de tierra” que se necesita para producir una tonelada de níquel, lo que “tiene un impacto crítico en la intervención de los bosques y áreas de minas” que explota Falcondo.
Pero la innovación más importante -añadió Rodríguez- es la sustitución del combustible que se usa en los procesos metalúrgicos y de fundición que la planta, de Nafta a un “fuel oil intermedio”.
Como resultado de estos cambios, la empresa asegura que ha logrado disminuir en un 18% el consumo de combustible por cada tonelada de níquel producida, lo que a su vez se refleja en menos daños al medioambiente, “en la medida que generamos menos emisiones y gases” de invernadero.
Señala que los efectos positivos de esta “forma diferente de trabajar”, en términos ambientales, pueden apreciarse en el color del humo que sale de la chimenea, desde la planta metalúrgica donde se funde el níquel. “Esto puede apreciarse en el color del humo, ahora algo grisáceo, menos opaco, muy distinto al negro” de antes.
Contratarán firma para medir emisiones
Rodríguez explicó que con miras a reducir el consumo de combustibles hasta en un 40% más, se están llevando cabo varias pruebas, entre ellas el uso de un nuevo aditivo en los sistemas de lavado de gases de la chimenea.
“Estamos probando un nuevo sistema, que vez de echar agua echará espuma; pero en adición, estamos haciendo pruebas para cambiar la manera en la cual se consume combustible en esa planta (…) entonces también vamos a tener mucho menos emisiones, partículas que capturar, mucho menos carbón, que es lo que le da ese color negro” del humo.
Indicó que para cuantificar el impacto de estos cambios en aspectos como las emisiones de gases la minera contratará una firma especializada, para lo cual se dará inicio a un proceso de licitación.
“Estamos en proceso de licitación para hacer una nueva medición y poder comparar, no solamente a nivel de consumo sino a nivel de lo que está saliendo por la chimenea, obviamente eso tiene que hacerlo un tercero, un equipo especializado”, reveló el ejecutivo de la Falconbridge Dominicana.
En el encuentro con Acento estuvieron presentes el presidente y gerente general de Falcondo, Ioannis Moutafis; Apostolos Peppas, vicepresidente y director de Minas; Gabriel Rodríguez, gerente de Finanzas; Ido Talmor, gerente de Responsabilidad Social, y Rosa de los Santos, superintendente de Relaciones Institucionales, quien fungió de traductora.

El olvidado ejército charro creado para defender a México de los nazis

El olvidado ejército charro creado para defender a México de los nazis

  • 30 septiembre 2016
 Antolín Jiménez combatió en la Revolución Mexicana (1910-1915) bajo las órdenes de Francisco Villa.
Image caption Antolín Jiménez combatió en la Revolución Mexicana (1910-1915) bajo las órdenes de Francisco Villa.
¿Se imagina a miles de hombres a caballo armados con pistolas, machetes o escopetas y organizados para defender a su país de una invasión nazi?
Pues eso ocurrió en México. Durante la Segunda Guerra Mundial se creó un ejército de 100.000 charros en previsión de un eventual ataque de fuerzas del Eje.
Los charros son jinetes que provienen de una antigua tradición originada en el Virreinato y que durante siglos se encargaron de la seguridad en haciendas y zonas rurales.
Es un capítulo desconocido de la historia de México, enfrentado a los países que formaron el Eje (Alemania, Japón e Italia) por el hundimiento de dos barcos frente a sus costas.
El inédito ejército se llamó Legión de Guerrilleros Mexicanos y su creador fue Antolín Jiménez Gamas, un excombatiente de la Revolución a las órdenes de Francisco Villa.
Legión de Guerrilleros Mexicanos. Se prepararon para combatir a los nazis.
Image copyright Fernando Llanos
Image caption Los integrantes de la Legión de Guerrilleros Mexicanos se prepararon para combatir a los nazis.
La historia se cuenta ahora en el documental "Matria", estrenada el 16 de septiembre en salas cinematográficas del país.
El filme, realizado por Fernando Llanos, nieto del combatiente, ha ganado varios reconocimientos internacionales, como el Festival de Cine de Morelia.
Tráiler del documental "Matria" realizado por Fernando Llanos

Simpatía por los nazis

La idea de organizar a un grupo de jinetes para enfrentar al que en su momento fue el ejército más poderoso del mundo parece descabellada.
Pero en el momento en que nació el miedo a una eventual invasión era real.
Algunos como el escritor Juan Alberto Cedillo han documentado, por ejemplo, que en México operaba una red de espías alemanes vinculada incluso con altos funcionarios.
En su libro "Los nazis en México", Cedillo cuenta que Adolf Hitler tenía un especial interés en las reservas de petróleo mexicanas.
Además existía una marcada simpatía por el Partido Nacionalsocialista entre intelectuales de este país.Adolf Hitler.
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Image caption Adolf Hitler tenía un especial interés en las reservas de petróleo mexicanas, según el libro "Los nazis en México".
La situación cambió cuando el 13 de mayo de 1942 el petrolero Potrero del Llano fue hundido en el Golfo de México. Siete días después otro barco, el Faja de Oro, también fue atacado.
México abandonó la neutralidad que mantenía en la Segunda Guerra Mundial y abrió hostilidades contra los países del Eje.
Apenas un mes después empezó la organización del ejército de charros, cuenta Fernando Llanos.

"Sabía tácticas guerrilleras"

Antolín Jiménez combatió en la Revolución Mexicana (1910-1915) bajo las órdenes de Francisco Villa.
En su ejército, conocido como Los Dorados de Villa, alcanzó el grado de teniente coronel.
Cuando se retiró, se acercó a una logia masónica que le abrió la puerta a los círculos políticos del país.
Fue elegido diputado tres veces –no consecutivas– por Oaxaca, a pesar de haber nacido en Tabasco. Los dos estados están en el sureste del país.
 Antolín Jiménez.
Image caption Los grupos de legionarios aprendieron estrategias de guerra que les enseñaron excombatientes de la Revolución como el propio Antolín Jiménez.
Pero cuando estalló la Segunda Guerra Mundial su estrella política estaba en declive. De hecho cuando México abrió hostilidades Jiménez Gamas era presidente de la Asociación Nacional de Charros.
De allí surgió la idea de organizar a la Legión de Guerrilleros. El director del documental cree que pudo haber dos razones para impulsarlo.
Una era su experiencia en combate. "Tenía tres balazos en el cuerpo de cuando fue teniente coronel. Dinamitó un tren, se agarró a balazos", explica.
"Sabía las tácticas guerrilleras y por eso dijo: de que se puede se puede".
  Un charro.
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Image caption Los charros son jinetes que durante siglos se encargaron de la seguridad en haciendas y zonas rurales de México.
Pero la segunda razón fue más práctica: conseguir visibilidad para tratar de colarse de nuevo a la política.
Al final la Legión fue organizada, incluso con el permiso del gobierno del entonces presidente Manuel Ávila Camacho.
Un documento en los archivos de Jiménez Gamas cuenta el propósito del nuevo ejército: "Defender con nuestras vidas el honor del inmaculado pabellón tricolor, símbolo de libertades y emblema de una heroica tradición".

Entrenamiento

Durante un año los grupos de legionarios aprendieron estrategias de guerra que les enseñaron excombatientes de la Revolución.
"Entrenaban los domingos a toda la gente a caballo, con machetes y sus armas", dice Fernando Llanos. "Era prepararlos en caso de invasión".
Nunca usaron su entrenamiento porque el ataque no ocurrió, pero en su momento el país se lo tomó muy en serio.
La muestra fue que en 1944 se creó la Fuerza Aérea Expedicionaria Mexicana, que en junio del año siguiente participó en las batallas de Japón.
 
Image copyright Fernando Llanos
Image caption "Lo que importa es que la película se vea", dice el director Fernando Llanos.
El grupo de pilotos que tomó parte en los combate se llamó Escuadrón 201.
Para ese entonces la Legión ya había sido disuelta y su creador se dedicó a la edición de libros, un negocio donde prosperó.
También abandonó el traje de charro pues tras varios infartos los médicos le prohibieron volver a montar a caballo.

Charros contra nazis

El documental "Matria" nació hace seis años, cuando Fernando Llanos revisó el archivo de su abuelo para otro proyecto que tenía.
Cuando llegó a la parte de la Legión se dijo "guau": "Esta historia es mía, porque nadie algo tan extraño como lo que tengo yo".
"Dije: esto es una película, charros contra nazis", como referencia a uno de los filmes más controvertidos del cine mexicano llamado "Charros contra gángsters", del director Juan Orol.
Pero concretar el documental no fue tan sencillo, pues la producción duró 4 años.
En 2014 se presentó en el Festival de Cine de Morelia y luego fue exhibida en otros certámenes internacionales.

Reaparecen en Italia invaluables pinturas de Van Gogh robadas en Ámsterdam hace 14 años

Reaparecen en Italia invaluables pinturas de Van Gogh robadas en Ámsterdam hace 14 años

Museo Van Gogh 

 http://www.bbc.com/mundo/noticias-37521406?post_id=132612497193773_159944731127216#_

 
La pintura "Vista de la playa de Scheveningen" ha sido descrita por los expertos como invaluable. Vincent van Gogh, La playa de Scheveningen al desatarse la tormenta, 1882La pintura "Vista de la playa de Scheveningen" ha sido descrita por los expertos como invaluable. 

 La policía en Italia recuperó dos preciadas pinturas del maestro holandés Vincent Van Gogh que fueron robadas durante una dramático asalto a un museo en Ámsterdam, Holanda, en 2002.


Las obras estaban en manos de la mafia napolitana, según las autoridades.
El Museo Van Gogh en Ámsterdam dijo que los óleos fueron encontrados tras una "extensa y continua investigación" de la fiscalía italiana y de agentes contra el crimen organizado.
Las pinturas, "Vista de la playa de Scheveningen" y "Congregación saliendo de la iglesia reformada en Nuenen", fueron sustraídas luego de queladrones utilizaran una escalera y mazos para entrar en el museo.
Fueron encontradas envueltas en una tela en una guarida en el pintoresco pueblo costero de Castellammare di Stabia, cerca de Pompeya.
Forman parte de una colección de bienes valuados en decenas de millones de dólares y que fueron confiscados a la Camorra, una organización criminal vinculada al tráfico de cocaína, dijeron las autoridades.

 Vincent van Gogh, Congregación saliendo de la iglesia en Neunen, 1884-1885 
El padre de Van Gogh era un pastor de la iglesia de Neunen, el tema de esta pintura.

 


Meses antes, la policía había arrestado a varios sospechosos de narcotráfico que habían invertido sus ganancias en Dubai, España y la Isla de Man, en Reino Unido.
Estos individuos estaban vinculados a unos de los mayores clanes de la mafia en la región de Scampia, al norte de Nápoles.
Entre los arrestados en enero se encontraban el supuesto líder de la pandilla de narcotraficantes Raffaele Imperiale y Mario Cerrone.
Este último fue el que aparentemente confesó a las autoridades sobre las dos pinturas.

Críticas

El robo de las dos obras, valoradas por los investigadores en US$100 millones, generó críticas sobre la seguridad de los principales museos de arte en el mundo.
Los ladrones entraron al edificio de Ámsterdam a través del techo, en la noche del 6 al 7 de diciembre de 2002, utilizaron los mazos para romper la ventana del primer piso y arrancaron las pinturas de las paredes del principal salón de exposiciones.
Los expertos quedaron perplejos cuando sucedió el robo, pues los guardias estaban de patrulla y los sistemas de seguridad infrarroja estaban activos.
Ninguno de los óleos estaba asegurado y ambos estaban en préstamo del gobierno holandés al Museo Van Gogh.
Dos ciudadanos holandeses fueron encarcelados por el robo aunque siempre mantuvieron su inocencia.
El museo declaró en un comunicado que todavía no se sabe cuándo serán devueltas las pinturas y que parecen estar en "relativa buena condición".
Ministros en Holanda e Italia se pusieron muy alegres con la noticia y elogiaron a los investigadores italianos.
¿Qué hace las pinturas tan excepcionales?
Vincent Van Gogh (1853-1890) es considerado como el más grande artista holandés después de Rembrandt.
La playa de Scheveningen al desatarse la tormenta fue uno de los sólo dos paisajes marítimos que pintó mientras vivió en Holanda.
 Axel Ruger, director del Museo Van Gogh de Amsterdam, con el óleo La playa de Scheveningen al desatarse la tormenta.
 Van Gogh pintó La playa de Scheveningen al desatarse la tormenta en un día de viento y granos de arena se incrustaron en la pintura mojada.

El óleo resalta un mar espumoso y agitado bajo un cielo tormentoso y fue pintado en 1882, cuando vivía en La Haya.
La iglesia protestante de Nuenen (1884) fue creada para la madre de Van Gogh, pero también para su padre, que había sido nombrado pastor de esa iglesia en 1882.
Cuando su padre murió, Van Gogh le añadió feligreses, incluyendo algunas mujeres con mantos de luto.
Van Gogh se suicidó en Francia en 1890.

Recuperación de obras maestras robadas

El robo al Museo Van Gogh fue uno de una serie de asaltos que sacudieron el mundo del arte.
En 2004, dos obras maestras de Edvard Much, "El Grito" y "Madona", fueron sustraídas por hombres armados que asaltaron en Museo de Munch en Oslo.
Varios individuos fueron encarcelados, y las pinturas fueron recuperadas tras una ardua labor detectivesca en 2006.

 El Grito, de Edvard Munch (1893) fue encontrado dos años después de robado de un museo en Oslo, en 2004.
El Grito y Madona, de Edvard Munch, son mostrados a la prensa tras su recuperación en 2006.El Grito, de Edvard Munch (1893) fue encontrado dos años después de robado de un museo en Oslo, en 2004.


Otra versión de "El Grito" fue robada del Museo Nacional de Oslo en 1994, y esa también fue recuperada durante un operativo realizado por detectives de Reino Unido.
En 2012, siete obras de arte fueron robadas del Museo Kunsthal de Rotterdam, incluyendo pinturas de Picasso, Monet y Matisse.
Los dos rumanos que fueron encarcelados les dijeron a las autoridades que la seguridad del museo era débil.
Algunas de las pinturas fueron destruidas en un horno.
A comienzos de este año, cuatro óleos de un botín de 24 que fueron robados de una galería holandesa en 2005 fueron recuperados en Ucrania.