dentidad dominicana.
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La conformación del pueblo dominicano ha
sido un proceso paulatino, lento, integrador. El pueblo es una noción o
categoría de análisis, que hace referencia a un sujeto con vocación
política, que construye y articula valores identitarios articulados a
una nación. En una dinámica de varios siglos se ha articulado lo popular
y con ello lo nacional. Franklin Franco sostiene, que en el plano
étnico, negros y mulatos desempeñan un papel cardinal en la formación
del pueblo dominicano. Nación y pueblo son nociones importantes como
categorías analíticas, si el pueblo es el sujeto, la nación es el
sentimiento, la conformación sentimental articulada a la cultura
material y espiritual que se corresponden con un nicho ecológico
determinado. La nación es pertenencia, identidad, configuración,
territorio, lengua, vínculos económicos y de sobrevivencia. Diversos
procesos sociales, políticos e históricos han fungido como
condicionantes en la construcción de esa identidad. Despoblaciones,
sensación de olvido y desamparo, desarraigo cultural de los orígenes. El
pueblo se integra de forma paulatina en la articulación de europeos,
africanos y los vestigios culturales aborígenes, así como la presencia
de otros merodeadores del caribe. Juan Bosch insiste en la tesis que
durante varios siglos, el caribe se constituyó en la frontera de los
imperios, en el escenario donde convergen intereses múltiples y
diversos, pero orientados a desmembrar la pretensión hispánica de
mantener un imperio infalible e ingobernable. Estas luchas continuas
entre potencias europeas generan para el caribe una cultura defensiva,
la necesidad de levantar muros y, murallas así como la expresión de un
carácter agreste y autoritario entre los moradores caribeños. Para Pedro
San Miguel, el fomento de una economía de plantación agroexportadora en
el área insular es un factor preponderante en la definición de los
pueblos y las nacionalidades caribeñas. En el caribe español los
elementos culturales hispánicos se convierten en hegemónicos y
catalizadores de la identidad.
Históricamente ha existido una lucha
sorda y excluyente entre quienes procuran explicar, analizar y exponer
la conformación del pueblo dominicano. Como se ha dicho en entregas
anteriores aquí se ha construido y articulado una ideología racial, un
enfoque etno-antropologico en caminado a convertir en invisible el
aporte de la población de origen africano a la conformación del pueblo
dominicano. Aun aparecen individuos e intelectuales etnocentristas que
atribuyen al negro una condición primitiva y tribal. Como un ente poco
civilizado, y por consiguiente una amenaza para la identidad. Estos
enfoques procuran ante todo generar sentimientos de animadversión hacia
el pueblo haitiano que predominante el negro. Para Marcia Veloz Magiolo
la identidad del dominicano es frágil, vulnerable, suele negar la
conformación identitaria, un pueblo mulato y negro que se percibe como
blanco, que respira como blanco, que piensa como blanco, valora la
belleza como blanco. Esta situación es la expresión de grupos
oligárquicos prehispánicos, los cuales han animado de forma solapada o
abierta el rechazo y el temor hacia el pueblo haitiano. Después de la
independencia nacional se ha perdido la soberanía varias veces y en cada
ocasión el pueblo se ha erigido en sujeto histórico y político capaz de
restaurar la soberanía y la preservación de la identidad.
La alimentación del sentimiento nacional
de forma chovinista y xenófoba es una apuesta a la confrontación y
rechazo de otros pueblos y culturas. La historia de la humanidad está
preñada de registros que evidencian confrontaciones, segregaciones y
enfrentamientos entre pueblos vecinos o hermanos. Desde el mundo griego
se habla de guerras fratricidas o entre pueblos hermanos y que mantienen
la hegemonía y superioridad de uno sobre otro. En el siglo XIX, Eugenio
María de Hostos y José Ramón López atribuían las extravías, guerras y
complejo heroico del dominicano a los elementos relacionados con la
carencia educativa, alimentaria y carencia de higiene. Por su parte juan
Bosch da una explicación política y social, sostiene en varias de sus
obras que aquí no se articuló una clase gobernante, no habían unas
relaciones sociales claramente definidas, lo que provoca a su vez un
conjunto de anomias y arritmias históricas: por otro lado, durante el
siglo XX, el pueblo dominicano ha padecido la injerencia norteamericana,
la confrontación para salir de interventores. Aquí se ha desarrollado
un sentimiento anti norteamericano, anti imperialista, pero a su vez
entre los dominicanos existe una sensación soterrada y a veces abierta
de querer migrar hacia la sociedad norteamericana. El dominicano es un
pueblo con extravíos, anomias, desesperanzas, y búsqueda continua del
bienestar. Aquí se genera una situación de vacío existencial, de
derrumbe y perdida de la confianza hacia el futuro. El dominicano común
aspira migrar a otras sociedades con el propósito de suplir las
carencias insatisfechas en nuestra sociedad.
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