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Geopolítica: El Águila, El Dragón y La Razón
La
gestión de las redes clientelares y de diálogo entre países (también
llamadas redes interestatales/internacionales), no es algo nuevo. Desde
las primeras tribus que salieron de sus cuevas y comenzaron a
intercambiar productos recolectados, o desde la primera trifulca por el
acceso a la caza o a los recursos hídricos en las cuencas mesopotámicas,
podemos hablar ya de relaciones internacionales en un sentido prosaico.
Poco
o mucho que llevemos ya en nuestro planeta Tierra, las relaciones
internacionales han servido para conformar el orden mundial del que
disponemos. En el último siglo, gobiernos de todo el mundo descubrieron
que la cooperación entre ellos permitía crecer más que lo que
comparativamente se había obtenido en el pasado siglo. Los destrozos
provocados por conflictos en Europa, América y Asia frenaban la
capacidad del ser humano de hacer estable y seguro su desarrollo.
Por
otro lado, la escasa miopía europea de la que hacemos gala los países
del viejo continente provocó la existencia de un orden eurocentrísta
basado en los valores del mercado, la democracia y el Estado de Derecho.
Bretton Woods no solo estableció en 1944 el orden económico mundial,
sino que estableció las bases de un orden centrado en los viejos valores
romanos de ley, orden y democracia heredada de las polis griegas. Pero
no tuvo en cuenta la diversidad cultural que abarca 3/4 del globo en un
intento de homogeneizar hacia su lado el establecimiento de las
relaciones entre iguales soberanos.
Las relaciones internacionales persé
se centran en el reconocimiento mutuo de gobiernos soberanos que
reconocen su soberanía, población y recursos alojados dentro de unas
fronteras. Este reconocimiento soberano establece un inicio de
relaciones diplomáticas, de ayuda y cooperación, y económica. Sus
ciudadanos pueden traspasar fronteras con un documento oficial
gubernamental, pueden ser defendidos bajo acuerdos en litigios
internacionales. Las relaciones internacionales y la diplomacia se ha
refinado, haciéndose más complicada y delicada, a raíz de los procesos
descolonizadores del siglo XX, cuando las potencias europeas estimaron
que no eran quienes para dirimir en los asuntos de continentes lejanos,
dando la razón a los oriundos en materias de autogobierno.
La
Geopolítica nace precisamente de esa consciencia de reconocimiento
soberano. La estima de unos y otros países en una red de estados
determina los acuerdos en materia de defensa y cooperación llegando
incluso a afectar a las relaciones con terceros.
Las
relaciones con terceros países y economía van de la mano desde que las
naciones asentaron sus bases para el diálogo y el comercio en foros
abiertos donde distintas naciones establecían sus acuerdos comerciales.
Un avance significativo en los acuerdos arancelarios multipartes es la
“cláusula de la nación más favorecida”, tan popularizada en los acuerdos
de comercio y aranceles que ha efectuado el GATT y posteriormente la
actual OMC.
Por
avatares del destino, la economía, la política y la fe han jugado
papeles determinantes en las relaciones internacionales de los países.
La geopolítica del habitante de la cueva ha evolucionado a través de los
siglos y los conflictos como si de la introducción de “Erase una vez el
hombre…” se tratase; hoy en día los países tienen en cuenta no solo las
repercusiones de sus actos en el territorio interno, sino las
repercusiones en países vecinos. La permeabilidad de las fronteras en
espacios comunes como el que se encuentra dentro del tratado Schengen, o
en aquellos países cuyo control fronterizo es relativo.
La
geopolítica busca aprovechar también la coyuntura de países vecinos en
pos de un beneficio propio (ejemplo de ello sería la corriente
inversionista y de desarrollo de la que se está beneficiando
Iberoamérica los últimos años). El asociacionismo que ha experimentado
el cono sur americano desde los años 90 hasta la actualidad ha permitido
que las prácticas políticas se transfieran, generando una amalgama de
regímenes y modelos democráticos como nunca había experimentado esta
región del continente. Hoy en día, los espadones de los países
sudamericanos parecen cosa del pasado.
Pero
en un mundo regionalizado por países y estados, caracterizados por
culturas y tradiciones diferentes, las fronteras parecen casi algo
explicable; delimitan los ámbitos de influencia administrativa,
guberamental y cultural de una región. Justas o injustas, naturales o
impuestas, son los límites que dan señas de lo que somos y de lo que son
los pueblos.
Las fronteras son dignas
de estudio, tanto como el estudio de las esferas de influencia de
poder. En esto los Estados Unidos de Norteamérica es maestro junto con
Alemania y China. Estas esferas de influencia pueden tener dimensiones
diversas, todo ello depende de la materia de la que hablemos.
EE.UU. de Kissinger a Kerry.
Los
Estados Unidos destacan por su capacidad militar, económica y
tecnológica. El uso de servicios secretos y de influencia dentro de la
política de países aliados para garantizar una política proclive a sus
intereses, ha sido una práctica común en los años más duros de la guerra
fría, llevando a entronar golpes de estado durante la época de H.
Kissinger como secretario de estado de Nixon. No obstante como en todo,
en la historia de los EE.UU. existen administraciones más
intervencionistas que otras, siendo ejemplos recientes dos de los
últimos presidentes: La política beligerante y de pánico del Presidente
George W. Bush dio paso a una política más calmada de Barack H. Obama,
aunque no libre de polémica por su intervención en Pakistán durante la
operación contra Bin-Laden.
China es un dragón dormido que empieza a desperezarse
China
por su parte compite con Japón por erigirse como potencia imperante en
el mar asiático. La compra de deuda estadounidense y el hecho de que
centros de producción de medio mundo se ubiquen en regiones como el
delta del río Yangtze o Guangzhou hace de este gigante en potencia un
“Dragón dormido” que empieza desperezarse. Sobre el pesan la opacidad
informativa y el modelo de dualidad de economías titulado “Un país, Dos
sistemas”, que implantó Deng Xiaoping a finales de los 70. La rivalidad
vigente con sus vecinos de la zona se postula en las islas (con gran
potencial en recursos energéticos) del mar de china, que litiga con
Taiwan (que sigue reclamando como parte histórica del territorio chino),
Japón (receloso vecino con el que los conflictos han sido perennes) y
Corea del Sur (conocido aliado de EE.UU.). El peso real chino no se
basa tanto en su mercado ni en su capacidad militar, sino en la
hipotética proyección de que el desarrollo económico de su sociedad
puede incrementar su PIB hasta cuotas muy superiores a la de Europa o
Estados Unidos.
Una Unión difícil de unir
La esfera Europea ha crecido notablemente con su estabilidad, previsibilidad y motor económico, véase Alemania. Si
bien Europa no es Alemania, todos la miran de reojo a la hora de tomar
cualquier decisión que implique al conjunto de la Unión, la carta magna
alemana otorga poderes al TC Alemán, cuyas repercusiones afectan al
conjunto de la Unión Europea; si Bruselas es el corazón administrativo
de Europa, Berlín es el corazón económico de Europa.
La
comisión europea lleva décadas aplicando las famosas “políticas de
vecindad” con países de la esfera inmediata Europea, conformando y
estableciendo su esfera de influencia mediante acuerdos bilaterales para
la expedición de visados, acuerdos de trabajo, rebajas aduaneras o
cooperación al desarrollo. En este sentido, todos los acuerdos vienen
condicionados por la “Cláusula de respeto a los derechos humanos” por
las partes firmantes, como medida para salvaguardar la estabilidad
democrática y humanitaria de sus vecinos de las ex-Repúblicas
soviéticas, magrebíes, y etc. Si bien es verdad que en lo económico
Europa posee cierto músculo, Existen situaciones en las que demuestra
una debilidad y falta de liderazgo único que muestran los países
cohesionados. En
este sentido me permito recordar la expresión del primer ministro de
Bélgica Mark Eysknes al decir que “Europa es un gigante económico, un
enano político y un gusano militar”. Aspectos como la guerra civil en
Siria, inestabilidad e inseguridad política en Turquía, África Central y
Oriental; todos ellos en el ámbito cercano e inmediato de la UE.
Dejando
a un lado las grandes potencias, las esferas de poder de las que hacen
uso los países para ejercer su política vecinal y Geopolítica, deben ser
tratadas con justa importancia y tacto. Un mal giro de los
acontecimientos puede enquistar una molestia en un auténtico conflicto
transfronterizo que afecte a una región. Como siempre, el arreglo
pacífico de las controversias, la diplomacia y el arbitraje
internacional sigue siendo las mejores vías de negociación entre países.
* Más información| DefiniciónABC,
RODA, Eva Mª Martín; LARREA, Julio López-Davadillo. Geopolítica: claves para entender un mundo cambiante. Editorial Universitaria Ramon Areces, 2012. DEL ARENAL, Celestino. Introducción a las relaciones internacionales. Ed. Tecnos, 2007.
* Imagen| www.hdfondos.eu, marjoriemeansantropologa.blogspot.com, www.cadenaiberica.es
* En QAH|Geopolítica: Gasoducto, ¿causa de la guerra en Siria?
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