LA
PRESENCIA DE JOSE MARTI, EN LA VEGA.
Compilación de Ubaldo Solís Ureña
La presencia de José Martí en La Vega no tiene sólo la
significación de una horada visita, sino
que encierra todo un acontecimiento histórico, que bien merece el honoro de una
constante evocación, dada la notable trascendencia que constituye tal suceso.
Por ese entendible motivo, se ha creído oportuno
aprovechar el 150 aniversario del nacimiento de Máximo Gómez, el
Libertador de Cuba, para ofrecer por
este medio alguna informaciones sobre la estadía de Martí en La Vega, ya que
la vida de estos dos
superhombres estuvo ligada a través de su inmensa obra redentora, por lo
que gracias a su genio portentoso tuvo
brillante realidad el ideal de Cuba
Libre que sustentaron con a centrada
devoción
Para hablar de Martí comenzaremos expresando que estuvo vinculado a La Vega, ciudad que visitó en dos ocasiones, en los años 1892 y 1895, honrándola
su planta de peregrino del ideal de redención
por el cual dio la vida, a pocos
días de su última visita a nuestro
pueblo, cayendo heroicamente en Dos
Ríos.
Según expresa Emilio Rodríguez Demorizi, el 15 de septiembre de 1892 Máximo Gómez
regresa a su finca de La Reforma,
situada en Montecristi, después de
despedirse en Santiago de los Caballeros de Martí, que sigue hacia la Ciudad de
Santo Domingo.
Pero oigamos en
las propias palabras de Rodríguez Demorizi el relato de este primer viaje de
Martí a Santo Domingo, al referirse a su partida de Santiago con rumbo
inmediato a La Vega, en la forma que sigue:
<<<< A la puerta de Nicolás Ramírez, ya
cumplida la patriótica misión, con un
largo abrazo sin palabras se despidieron
el Maestro y el Guerrero. El viejo Soldado volvió su caballo hacia sus
labranzas y el peregrino tomó el camino
a La Vega Real. Nadie, que viera la sencilla, escena, pensara que todo
el destino de un pueblo estaba en el
abrazo de aquel anciano, grave y enjuto, y de aquel soñador y poeta, que
parecía incapaz de alzar un pueblo y
de lanzarlo a la guerra, tan sólo con la mesiánica espada de su
palabra>>>>
EN EL
SANTO CERRO Y EN LA VEGA
< acompañado de Ortiz, el guía experto que le lleva
el escaso equipaje, va Martí hacia La
Vega, con su gran sombrero de yarey.
Ortiz, de la Otra Banda (Santiago de los Caballeros, RD) años después muere en
Alto de Yaqué,- también sabe contar
cosas de amor, de trabajo y de guerra. Al paso de su caballo, como de costumbre, Martí
va apuntando lo más saliente de la
charla, que acorta la jornada. Antes de
llegar a La Vega abandonan el camino real y toman por la izquierda la escalonada vereda que
conduce al Santo Cerro.
¿Qué busca Martí, en la premura del viaje, por el
místico Santuario, que ha de alargarle
el camino y la fatiga?¿Quiere acercarse
a Dios o quiere contemplar el valle maravilloso que ya conoce desde su ávida
lectura de Enriquillo?. En la Iglesia, junto
al Santo Hoyo, donde Colón plantó su cruz de níspero invulnerable a las
hachas y al fuego indígenas, ante la belleza portentosa del panorama ilimitado
tan alabado por Las Casas, ha de meditar profundamente, porque es sitio de
meditaciones y de recogimiento. Al abarcar con los maravillosos ojos y con los
claros ojos del espíritu el valle inmenso, encontraría en él un símbolo de la
obra titánica que estaba aconteciendo. Toda ella le daba luz como un amor de
mujer en el corazón.
Para su recuerdo del sitio encantado
bastaría una frase.
CON
MERECIDA PREDILECCIÓN VISITÉ LAS
REGIONES DE LA VEGA REAL, DONDE DOMINÓ EL INFORTUNADO GUARIONEX”.
Cayendo la tarde llegó Martí a orilla del Camú. Baja
el río de la montaña y como un brazo amoroso rodea el talle de la ciudad. Tras el vedo del río está La Vega. Aquí ha de
pasar la noche antes de proseguir hacia
Santo Domingo.
Como en toda parte, Martí se une a sus amigos cubanos
y a los más notables de la intelectualidad y la política del país. En La Vega
el más destacado de los hombres de letras es un hijo de cubano, Federico García
Godoy. A su casa se dirige el caminante.
García Godoy recuerda fielmente la singular visita.
<<<<<< El recuerdo de nuestro primer
y único contacto espiritual persiste con
fuerza indeleble en mi memoria…. Eran como las ocho de la noche y me encontraba solo en la sala de mi hogar…. En
una mecedora, de espalda a la calle. De súbito sentí un breve ruido, como alguien
se aproximara. Volví rápidamente la
cabeza. En el umbral, un hombree blanco, de mediana estatura, de cara
expresiva, en que lucía un espeso mostacho y en que la mirada fulguraba,
delatando una inmensa vida interior, se erguía sonriente ante mis ojos.
Me levanté apresuradamente, dirigiéndome hacia el desconocido. En mi mirada se
formulaba como una interrogación persistente…. ¡José Martí! Un abrazo muy
estrecho nos unió seguida y prolongadamente. Espontánea, franca, cordial, como
si fuéramos viejos conocidos, comenzó a desparramarse la charla… me abrió de
par en par las puertas de su pecho… Avanzaba la noche. Muy de madrugada se
proponía continuar su viaje. Quise acompañarle hasta el sitio en que tenía su posada. Allí reanudamos la interrumpida
causerie…. Empecé a creerle en lo que me
aseguraba a pie juntillas…nada
era, me repetía con calor de arraigada creencia , lo que había
hecho, en comparación con lo que le faltaba por hacer….. Antes de separarnos me
regaló un librito suyo, “Versos Sencillos” y un ejemplar de la primera
edición de “Ramona”… En la primera
página del tomito de ritmos puso una
dedicación, que no la escribo aquí para que no lo echen a mala parte los
ruines de corazón. Acerca de “Ramona”, escribí poco después un
comentario (en noviembre de 1893)… Nos
dependimos con un fuerte y prolongado abrazo…
Al otro día, 16 de septiembre, el peregrino reanuda su viaje hacia el Ozama. A
la puerta de los Motas, en la Sabana de Pontón, se asoman las curiosas
doncellas a ver a aquel extraño
caminante de presencia tan distinguida y sombrero de yarey tan pobre. Y no
podían imaginar que desde los tiempos de
Las Casas no pasaba por allí un hombre semejante
Siguiendo la
fuente de Emilio Rodríguez
Demorizi, en su obra “Martí en Santo Domingo,”, se evoca a la tercera visita
que hiera el Apóstol de la Libertad Cubana a Santo Domingo, visita que mucho
que ver con La Vega, comenzó la narración
desde su desembarco en Montecristi el 7 de febrero de 1895, donde el General Gómez, le
aguardaba impaciente.
El autor citado, prosigue en su interesante exposición “<<< luego de informar ampliamente
acerca del fracaso de Fernandita,
mientras Mayia,. Sigue a Santo Domingo, Martí, Gómez y Collazo se dedican a
buscar la salida a la grave situación,
por demás angustiosa, dado los escasos
recursos disponibles. Como solución
inmediata se resuelve pasar por La Vega a entrevistarse con Eleuterio Hastton, encargado del movimiento
separatista en Samaná, hombre decidido y
siempre activo en toda ayuda a la causa
EN SANTIAGO Y LA VEGA.
El día 12, muy
de mañana, salen el General, Martí y Collazo hacia la Reforma,
donde pasan la noche y al día siguiente,
de madrugada, salen para Santiago,
llegando el mismo día y alojándose en la casa de Nicolás Ramírez. Allí
aguardan aviso de Hatton para ir a
encontrarse en La Vega. El sábado 15, en la noche, llegan Paquito Borrero y su sobrino Fabio, desde Puerto Plata, y se le
unen”
Como era de
rigor en esa época, para viajar de un pueblo a otro, se solicitaba pasaporte
para transitar de Santiago a La Vega, el cual
es expedido por la
correspondiente autoridad en la forma siguiente;
“GOBIERNO CIVIL Y MILITAR
SANTIAGO DE LOS CABALLERO
República Dominicana
Concedo. Pasaporte a los Señores Máximo Gómez, Enrique
Collazo, José Martí, Francisco Borrero y Nicolás Ramírez, para que puedan dirigirse a La Vega por vía Santo
Cerro, en sus monturas y a diligencias
personales.
Recomiendo a
las autoridades de su tránsito, darle paso libre
Dado en el Palacio
del Gobierno Provincial de
Santiago a 17 de febrero de 1895
El General Gobernado
Pedro Pepín
En una nota manifiesta Rodríguez Demorizi, con
referencia al pasaporte transcrito procedentemente que “que la indicación “vía Santo Cerro”, pudo
ser para despistar a los espías
españoles, ya que ese vía alargaba mucho el camino y Martí, que habla con tanta
minuciosidad de ese viaje, en sus
Apuntes, nada dice del Santo Cerro; sólo hay
una fugaz alusión al bello santuario que conoció en 1892.
La partida para La Vega y el Hatico, donde lo esperaba
Hatton, debió ser en la madrugada del 18
de febrero del 1892. El pasaporte estaba
firmando nada menos que por el célebre
hombre de armas General Perieco
Pepín, entre cuyos grandes hechos de valor se cuenta el recate del cadáver
de Lilís, cuando fue muerto en
Moca, el 26 de julio de 1899, trasladándose a Santiago
El lunes 18, de madrugada, Martí y sus compañeros
salen hacia El Hatico, cercanías de La Vega, donde se entrevistaron
con Hatton. Todo queda combinado allí para salir de Samaná, lo más pronto, en una goleta, sólo
con algunos de sus hombres. Se resuelve que Hatton parta hacia New York, y así
le avisa a Martí a Gonzalo de Quezada en la siguiente esquela, escrita precisamente desde esa ciudad.
La Vega, 18 de febrero de 1895
Sr. Gonzalo de Quezada
Secretario de la Delegación,
348 w.46th St., New York
Mi amigo muy querido:
Con comisión especial, y sólo fiable a hombres de su
mérito, va a esa ciudad, a concertar detalles
con Tesorería, nuestro noble amigo el señor Eleuterio Hatton. El merece
nuestra mayor estimación, y yo ruego a
usted que en todo se le muestre, en lo
oficial y en lo privado. Pocos hombres hay
de generosidad y reserva.
Saluda a V. muy afectuosamente
Delegado
JOSE
MARTI
El
ilustre historiador Manuel Ubaldo Gómez al referirse a esa visita de Martí a La
Vega, se expresa del modo siguiente:
“Recuerdo perfectamente cuando el mes de febrero de
1895 estuvo en ésta, en la casa de Manuel Genao (El Hatico) el ilustre prócer
de la Independencia Cubana. José Martí. Vi entonces a Mayía Rodríguez, cuando
vino por el ferrocarril de Sánchez, desde su residencia en Sabana de la Mar, a conferenciar con Martí
y Gómez, quienes indudablemente escogieron las cercanías de La Vega, por residir
en ella el ilustre general del ejército cubano don Serafín Sánchez.
En esta vez estuvo Martí una noche acompañado en la
ciudad, y me consta que hablo con Don
Federico García Godoy. Me parece
que estuvo también el general Paquito
Borrero, sobre lo cual podría informarle
Pablito Borrero, su sobrino, quien entonces vivía en ésta y actualmente
reside en Sosua.
Continuando con los testimonios consignados la obra de
Rodríguez Demorizi, sobre estas memorables visitas de Martí a La Vega, se tiene
el de San Julián Despradel y Carlos,
suministrado por Guido Despradel y Batista, y dice:
<<<<yo lo vi junto con don Zoilo García,
en la plaza del mercado. Hable con él, o mejor dicho, él le dirigió la palabra
a los que allí estábamos. Martí
manifestó algunos puntos sobre su política. San Julián expresa que Martí andaba
con Don Máximo Gómez, y con un mulato,
de buen tamaño y lleno, con una chamarra y con un machete amarrado a la
cintura. Andaban además otras personas que él no recuerda. Después que Martí y Don Máximo hablaron con todo el
mundo, llamaron a parte a Don Zoilo, quien era delegado del Gobierno aquí en La
Vega. >>>>>>
>>>>>Martí habló en el mercado con
Zamora, un cubano que residió en La Vega y quien buscaba hombres y recursos materiales para la
revolución cubana. Zamora era un buen hombre, de oficio carpintero, y vivía en
ese tiempo en una esquina, frente a la
plaza del mercado. Donde está actualmente establecido Ramón Hernández, calle
Rivas esquina Progreso, hoy Padre
Adolfo. Martí se reunió con varios compatriotas en casa del cubano Santiago Zamora, calle Restauración esquina Las Cerreras. Martí llegó a La Vega
como a las 2:00 de la tarde y duró aquí como hora y media. Agrega San Julián: Después supe que volvió a La Vega. Y
en el Zajón, donde Don Manuel Genao, uno de los principales agricultores
de esa región, volvió a entrevistarse con Zamora. No sabe nada
de la visita a Don Federico García Godoy. Zamora, expresa San Julián,
fue quien me señalo a Martí y a Don
Máximo, cuando estaban en la plaza del
mercado>>>>>>>
Otra evocación de esta viaje del Apóstol Martí a La Vega es la del meritorio saldado
de nuestra Patria Alejandro Trinidad, apodado Don Chicho, quien declara que:
Martí se hospedo en la casa de Santiago Zamora. De aquí partió para Santiago. Con él fueron: Dionisio Gil, y otros que no recuerda Zamora que era el comisionado de la Revolución cubana aquí en La Vega. Se encargaba de reclutar gentes y de reunir víveres y dinero. Se mandaron de aquí muchas semillas de ahuyama para sembrarlas en los campos de Cuba. Dicen que conoció a Serafín Sánchez. Martí llegó en el día y se fue en la noche del mismo día. En esta ocasión se constituyo un comité que laboraría por la libertad de Cuba.
Enrique García-Godoy, hijo del insigne Federico García Godoy, habla de la visita
de Martí a su padre, y al efecto
expresa: “yo estaba pequeño, pero si recuerdo que Martí fue a casa, ya
de noche, como las ocho y papá mandó a
buscara a don Nicolás Pereyra. Pero cuando éste llego ya Martí se había ido.
Papá me mostro la mecedora donde Martí se
había sentado”
Por su parte doña Fresa García Godoy, hija de Federico
García Godoy, dice: “Recuerdo que papá, con mucho misterio, lo mandaron a
buscar para entrevistarse con Martí en el Hatico. El fue en coche. En eso días
yo veía a papá muy preocupado”.
Don Napoleón Despradel
y Suarez padre del Historiador
Guido Despradel Batista, y Hermano de Fidelio y Lorenzo Despradel, veganos que
lucharon por la Libertad de Cuba,
soldado el último manifiesta: “ que él supo que Martí había estado
aquí en La Vega y que estuvo
donde Manuel Genao. El vio después, en el patio de su casa, a Cesar
Salas, a Panchito Gómez y otro. Salieron
de aquí para embarcarse. Querían llevarse a Lorenzo, pero él se fue más tarde.”
Respecto de las agrupaciones que hubo en nuestro
pueblo para colaborar con la causa de la
Antilla Mayor. Dice Doña Elvira de
Soñé, lo siguiente “se fundó aquí en La Vega una sociedad para ayudar a la
Independencia de Cuba, de mujeres, entre ellas; Angelita Lavatard (cubana),
Rosa Robiou, Elsita Espaillat, Felicia Ceara,
Chilina Valencia, y ella,
quien era la presidenta. Hacían kermesse
en la plaza del mercado, los domingos, para reunir fondos. Reunieron miles de
pesos. Todo esto era bajo la
dirección del Dr. Coronado, cubano
residente aquí.
He aquí párrafo que el Dr.
Coronado a doña Elvira, en diciembre de 1933, desde la Cabañas Cuba, “A mí me
pasa igual. Siempre recuerdo la hospitalidad del pueblo dominicano a los pobres
desterrados cubanos y el gran concurso y
ayuda para la causa de la Revolución
que sosteníamos contra España……
Háblame de mis amigos los Espaillat, los
García (Carolina), los Despradel, los Robiou, Samuel Mendoza, el Juez a
quien bauticé un niño y de García Godoy”….
Agrega Coronado: “Le envió también un
certificado que dice así: “Dr. Ricardo Coronado, Certifica: Que en los
años de 1896 a fines de 1899, existió en
la ciudad de La Vega, una Asociación de Damas denominada “Hijas Beneméritas de
Cuba Libre”, de la cual, de la cual era
presidenta la entonces señorita Elvira García, la que lucho con gran entusiasmo, recogiendo recursos
para sostener la guerra de los cubanos
sostenían con España. A pesar de los años
transcurridos, aún existe en el corazón
de todo cubano un inmenso cariño y agradecimiento a las nobles Hijas Beneméritas
de Cuba Libre, de la ciudad de La Vega.
Cabañas, República de Cuba Diciembre de 1933 (firmado) Dr. Ricardo Coronado,
nota: en esa época era quien suscribe presidente del club Carlixto García y
delegado de don Tomás Estradas Palma en la ciudad de La Vega
Además, existían los clubes
llamados Jicara y La Restauración
que también se ocupaban de
recabar fondos para la guerra de Liberación de Cuba. La vega supo darse
con inigualado fervor a la causa
de Cuba, como pueblo que siempre
se ha sumado con decisión a todo noble ideal
Así se tiene que el vegano
Lorenzo Despradel (Muley), se enrolara como soldado de la guerra emancipadora
de Cuba, como diría su ilustre hermano Fidelio Despradel, “ a pelear junto al viejo Gómez, siguiendo
las huellas de Martí”, abandonando el
periódico “ Albricias”, del cual formaba parte principal, y que se
publicaba en Montecristi, como órgano propagador de la
causa cubana. Lorenzo Despradel alcanzó el grado de Comandante del Ejército
Libertador de Cuba y Secretario de Máximo Gómez, fue notable escritor y
periodista y en Cuba dio a conocer en
una conferencia su tesis “La Falsedad de
nuestro origen Latino”
Otro vegano que se incorporo de
lleno a la lucha libertadora de Cuba, lo
fue Dionisio Gil, hijo del prócer
Basilio Gil. Su actuación fue tan valiosa en esa guerra, principalmente en la
acción de Peralejo, que mereció que se le
erigiera una estatua en
Cienfuegos, para constituirse en el primer monumento de su clase consagrado a un dominicano en el
extranjero.
Consideraciones de Don Mario
Concepción, sobre la presencia cubana en la
ciudad de La Vega, en el último cuarto del siglo XIX, que constituyó
al desarrollo de esta ciudad, dice el
ilustre vegano “ ahora bien se debe
consignar a la vez que la emigración de
Cubana a La Vega de fines del siglo
XIX, como consecuencia de la guerra de Independencia de la Isla
Mayor del Archipiélago Antillano, contribuyó mucho al adelanto de nuestro
pueblo vegano”
Más adelante dice “Fueron cubanos
los que introdujeron el beisbol a La Vega, con Samuel Mendoza y Ponce de León a la cabeza, así como
los que dieron mayor realce a nuestro
carnaval, pues vinieron actores,
profesionales, músicos que aportaron nuevas ideas en ese sentido”. Así vino el
gran músico cubano que se llamó Sindo Caray.
Asimismo, cubanos fueron los
constructores de dos edificios los
llamados palacios de Don Zoilo ( de éste
sólo queda la ruina ya que fue devorado
por un incendio y de su edificación
quedan en la actualidad las paredes de ladrillos, aún no ha sido restaurados,
por negligencias de las autoridades y de los propietarios del inmueble) y de
Don Juan Ramón Sánchez ( desapareció por
la inconsecuencia y la ignorancia del valor arquitectónicos de sus propietarios) otras
edificaciones construidas por cubanos en La Vega, fueron la gobernación y la
justicias, todas bajo la dirección del
maestro constructor Abelardo Lago, inspirados en edificaciones de la Habana.
Muchas fueron las familias cubanas que vinieron a residir a La Vega, entre ellas:
los Cisneros, los Monte de Oca, Coronado, Borrero, Sánchez, Maldonado, Zamora, Mendosa, Aguilera, cuyo último
apellido cambió por el de Holguín, se dice que se debió a que procedían de esa población cubana
La Vega, siempre tendrá a orgullo haber sido honrada en dos ocasiones
con la presencia del glorioso José
Martí. Hay dos hechos históricos en esa memorables visitas, que merecen destacarse por su gran
significación y son: El encuentro de Martí con Federico García Godoy en su
vieja casa de la calle Colón, hoy Manuel Ubaldo Gómez, donde admiraba el
apóstol cubano la rica biblioteca del insigne autor de “Rufinito”, “Guanuma” y “ Alma Dominicana”,
destruida por un incendio en 1925, y la entrevista del 1895 que sostuvo
Martí, y Máximo Gómez, en el Hatico,
lugar ya urbanizado, suceso donde
se tomaron acuerdo transcendentales para la continuación de la cruzada redentora del noble pueblo de Cuba.
NOTA Este trabajo fue escrito, a
solicitud del director del Museo de Historia y Geografía, en Santo Domingo ese entonces, José Chez Checo, con motivo del
150 aniversario del nacimiento de Máximo Gómez,
para ser ofrecido a manera de disertación en el Instituto Vegano de
Cultura, como acto previo a la cabalgata conmemorativa del tercer y último
viaje del inmortal José Martí, de La
Vega a Montecristi
El día 28 de agosto del 1986, por su autor Don Mario
Concepción Susana,
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