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Primera ministra israelí, Golda Meir (1898-1978)
Golda Meir fue la primera
mujer en ocupar la presidencia del joven estado de Israel. Mujer
luchadora y tenaz, trabajó toda su vida por la defensa de su pueblo y la
creación de un estado judío. Sus pasos la llevaron a la presidencia de
Israel. Pero su fallida actuación en la fatídica guerra del Yom Kippur,
empañó el trabajo de toda una vida de lucha.
La pobreza de su infancia
Golda Mabovitch nació en
Kiev, entonces perteneciente al Imperio Ruso, el 3 de mayo de 1898.
Golda era la séptima de ocho hijos de una familia tradicionalista judía
que vivía en una amenazante pobreza. Su padre Moshé Mabovitch, un
humilde carpintero, no pudo evitar ver morir a cinco de sus hijos cuando
eran aún unos niños. Además de la pobreza, la familia Mabovitch tuvo
que sufrir la creciente oleada de antisemitismo que se empezaba a
extender por Europa.
Ante esta situación, Moshé
emigró a los Estados Unidos en 1903 dejando en Kiev a su mujer y a sus
tres únicas hijas. Poco tiempo después, en 1906, toda la familia se
reuniría en Milwaukee, Wisconsin, donde pudieron vivir alejados de la
pobreza y las persecuciones.
En la tierra de las oportunidades
Situados en la tierra de
las oportunidades, Golda pudo estudiar y dedicarse a su gran pasión, la
docencia. Pero sus experiencias en Europa la habían llevado también a
querer luchar por la causa sionista, por lo que no dudó en afiliarse al
patido político socialista judío.
En la tierra prometida
En 1921, Golda y su
prometido Meir Meyerson decidieron emigrar a Palestina, entonces colonia
británica. Años después les seguirían el resto de su familia. La pareja
vivió cuatro años en el kibutz Merjavia, donde, a pesar de no poder
dedicarse a ser profesora de inglés, pasó unos años felices cuidando la
tierra de la comunidad judía. No así lo vivió su marido, quien presionó a
Golda para marchar a vivir a Jerusalén y tener una existencia mucho más
acomodada.
Fue allí donde el
matrimonio Meyerson tuvo a sus dos hijos, Menájem y Sara. A pesar de la
insistencia de Meir de marchar del kibutz, la pobreza parecía perseguir a
la pareja que vivió años de escasez y penurias. La mala situación
económica hizo mella en la relación. A pesar de que Golda y Meir nunca
se divorciaron oficialmente, terminaron sus vidas separados.
El camino a la presidencia
En 1928, Golda aceptó el
cargo de directora de la rama femenina del Histadrut, el movimiento
laborista judío de Palestina, y se trasladó con sus hijos a vivir a Tel
Aviv. Una de las principales tareas de su nuevo cargo consistió en
viajar a los Estados Unidos para recaudar fondos para la causa judía. De
vuelta a Palestina, Golda ascendió a delegada del Partido Laborista.
Cuando en 1946 la Segunda
Guerra Mundial había terminado y la situación en la colonia inglesa de
Palestina se hacía insostenible, tuvo lugar el llamado Sábado Negro.
Ante la presión judía en defensa de la independencia, Inglaterra
respondió con el arresto masivo de los principales líderes sionistas. El
vacío de poder fue ocupado al momento por Golda, quien se convirtió en
jefa del departamento de Estado del comité central de la Agencia Judía,
la Sojnu.
En
su nuevo cargo, Golda protagonizó las negociaciones con Inglaterra para
conseguir un plan de Partición de Palestina. El 29 de noviembre de
1947, las Naciones Unidas proclamaban la creación en Palestina de un
estado árabe separado de otro judío. Palestina se había liberado de la
colonización inglesa, pero empezaría una lucha interminable por el
control territorial entre árabes y judíos. Golda Meyerson fue una de los 25 firmantes del acta oficial de creación del estado de Israel, firmada el 14 de mayo de 1948.
Los siguientes años, Golda
los pasó viajando por Estados Unidos y Rusia, donde ejerció como
primera embajadora de Israel, para recaudar fondos para la inminente
guerra con el estado árabe de Palestina.
En 1949, el partido
Laborista la eligió como candidata a la primera legislatura del primer
parlamento israelí, el Kénset. Al mismo tiempo era elegida ministra de
Trabajo y Seguridad Social. Siete años después, cambió la cartera por la
de Asuntos Exteriores.
En febrero de 1969, la
muerte repentina del primer ministro Levi Eshkol, la encumbró, para
sorpresa de la propia Golda Meir, a candidata a la presidencia. Las
elecciones posteriores rafiticaron su candidatura. El 17 de marzo de
1969 Golda Meir se convertía en el cuarto primer ministro del estado de
Israel, siendo la primera mujer en ocupar el cargo, que mantendría hasta
1974.
Trabajadora incansable
Durante los años como
ministra y después como presidenta, Golda Meir no se olvidó de sus
orígenes pobres y luchó contra las injusticias sociales. Fue una muy
buena representante de su joven estado en el resto del mundo defendiendo
la causa sionista. Su trabajo dio a Golda una imagen de luchadora y
protectora de su pueblo, quien la llamaba cariñosamente la madre judía.
Un error fatal
En 1973 estallaba la
enésima guerra entre árabes e israelíes. La conocida como Guerra de Yom
Kipur, se iniciaba el 6 de octubre, día de dicha festividad hebrea,
cuando Egipto y Siria lanzaron por sorpresa una ofensiva militar contra
Israel.
Israel consiguió hacer
frente a la alianza de países árabes pero las negociaciones de paz
posteriores dejaron a los judíos en una situación de inferioridad. Los
países árabes supieron jugar muy bien la baza del petróleo para imponer
sus condiciones.
Los resultados negativos
de la guerra llevaron a una campaña de desprestigio contra su primera
ministra acusada de no haber previsto el ataque árabe y no haber
conseguido una paz favorable para Israel.
Una retirada a tiempo
A pesar de todo, Golda
Meir volvió a ganar las elecciones de 1974. Sin embargo, aun con el
recuerdo de su mala gestión en la guerra, la primera ministra decidió
actuar en consecuencia. El 11 de abril de aquel mismo año, Golda Meir
presentaba su dimisión y se retiraba a vivir al kibutz Revivim.
Golda Meir vivió junto a
su hija Sara los últimos años de su vida. El 8 de diciembre de 1978, un
cáncer terminaba con su vida. Fue enterrada en el panteón de los Grandes
de la Patria en el Monte Herzl de Jerusalén.
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