“Brevísima relación de la destrucción de la Ciudad Colonial de Santo domingo/
El fraile dominico Fraile Bartolomé de las Casas paseó a principios del siglo XVI por las calles de la primera ciudad de América construida por los conquistadores españoles. Esta ciudad, que ha llegado a nuestros días, fue durante varios siglos la que es ahora la Ciudad Colonial de Santo Domingo. Esta preciosa localidad caribeña ha pasado por miles de vicisitudes a lo largo de su historia que han ido moldeando sus calles, sus edificios y el carácter de sus gentes.
El señor de Las Casas fue un firme defensor de los derechos de los nativos y protestó airado y de forma muy llamativa ante el rey Carlos I sobre el maltrato y la explotación como mano de obra de dichos indígenas. Probablemente en aquellos tiempos no tuvo mucho tiempo de observar detenidamente las bellezas y la magia de las calles y edificios que atravesaba; ya estaba muy ocupado con sus protestas y preocupaciones. Aunque seguro que alguna vez fue desde la parroquia imperial de los dominicos al puerto del río Ozama o a la Catedral de Santa María la Menor, primada de América. O visitó a enfermos en el hospital de Nicolás de Bari construido por el gobernador fray Nicolás de Ovando en 1504. Si hoy realizase un paseo similar se indignaría y protestaría, si no con el mismo ánimo sí con gran vehemencia, por las obras que se están realizando en dichas calles y que no están respetando las más mínimas medidas de estudios arqueológicos ni el debido respeto al patrimonio cultural e histórico de la ciudad.En este blog, sobre todo en su página de Facebook, me gusta resaltar y dar la enhorabuena a las ciudades que realizan obras de mejora en sus zonas históricas, no solo por la valía cultural y patrimonial sino también porque les servirá para su desarrollo turístico y obtendrán un favorable impacto económico. Pero este no es el caso. De ahí el título de este artículo parafraseando el de la obra más conocida y exagerada de Bartolomé de las Casas, “Brevísima relación de la destrucción de las Indias Occidentales”, en la que trató de llamar la atención de los reyes castellanos para que cesase el maltrato y la explotación inmisericorde de los nativos de la isla Española. Y bien que lo consiguió.
Entrando en detalles desde hace ya muchos meses se ha anunciado a bombo y platillo un plan integral de reforma de las vías y las infraestructuras de esta bello centro histórico caribeño. Dicho plan se ejecuta con una financiación de 30 millones de dólares del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), y su objetivo abarca los proyectos de Reforma Integral de Calles y Mejora del Espacio Físico, el Centro de Monitoreo del Sistema de Seguridad asistido por Cámaras y el Rediseño de Rutas Turísticas de la Ciudad Colonial. Todo ello con el fin de potenciar el turismo que puede llegar desde el Este del país por las nuevas infraestructuras que se están construyendo.
Todo esto suena muy bien, pero hace unos días cayó en mis manos un informe redactado por unos arqueólogos dominicanos que alertaban de las barbaridades arqueológicas que se están cometiendo en estas obras y que están afectando a dos calles importantísimas desde el punto de vista histórico. En estas calles existen muchos y valiosos objetos arqueológicos e infraestructuras coloniales como, por ejemplo, un lienzo de la muralla sur que se han encontrado y han atravesado con un tubería gigantesca o restos de canalizaciones de esa época completamente destrozados por la maquinaria pesada que se está utilizando. Según estos arqueólogos se está escavando sin observar las mínimas medidas que cualquier obra de este tipo ha de observar como es medir cuadrículas para el registro de objetos o realizar un corte estratigráfico.
Desde Historia del Nuevo Mundo pedimos a las autoridades competentes que frenen estos abusos y agresiones al patrimonio histórico de la Ciudad Colonial de Santo Domingo y, ya que los destrozos cometidos son irreversibles, que el resto de obras a ejecutar se hagan con el respeto que merece bajo la supervisión de un buen arqueólogo y un trabajo de construcción bien realizado. El mayor beneficiado va a ser el patrimonio histórico dominicano y, por ende, el mundial.
A continuación añadimos algunas fotos tomadas por los arqueólogos que muestran los destrozos realizados.
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