Algunos de los grabados descubiertos junto a la tumba de Sesostris III - Josef Wegner
Las
excavaciones llevadas a cabo en Abidos, Egipto, han dado con un
sorprendente descubrimiento: una edificación subterránea abovedada donde
fue enterrada intacta una embarcación de unos 20 metros y en cuyas
paredes fueron grabadas imágenes de más de 120 naves faraónicas.
La construcción, de hace unos 3.800 años, ha sido hallada cerca de la
tumba del faraón Sesostris III (c.1850 a.C.) y data de esa misma época,
lo que ha llevado a pensar que la nave, de la que se han encontrado
restos de madera, formaba parte del grupo de naves reales funerarias
asociadas a la tumba de Sesostris III. La flota de ultratumba del faraón que conquistó Nubia.
Los
barcos fueron grabados en los muros interiores de yeso blanco y algunos
miden hasta un metro y medio. Las naves, aunque esquemáticas,
reproducen mástiles, velas, aparejos, timones, remos y en algunos casos
remeros, según explica el egiptólogo Josef Wegner, en su estudio
publicado recientemente en la Revista Internacional de Arqueología Náutica.
Este
profesor asociado de Egiptología en la Universidad de Pensilvania
describe que intercalados entre las naves se representan algunos
animales como gacelas, ganado y flores. El retablo no describe una
escena y no parece haber ninguna intención en la dirección de los
barcos, ya que alternan su orientación al azar. Todos los grabados
fueron creados durante un breve espacio de tiempo por un grupo de
personas con mayor o menor talento, según Wegner, que lamenta que no se
hayan conservado las imágenes de la bóveda y que quizá fueran las más
elaboradas. La construcción descubierta en Abidos con los grabados- Josef Wegner
¿Quién grabó estas imágenes y por qué? «No podemos
responder a eso de forma definitiva basándonos en lo que se ha
conservado», responde el egiptólogo, que especula con que la gente que
construyó la estructura pudo crear el retablo, o quizá un grupo de
participantes en una ceremonia funeraria tras la muerte del faraón
Sesostris III trazó las imágenes sobre los muros. Tampoco se descarta
que un grupo de personas consiguiera acceder al recinto tras la muerte
del faraón y realizar los grabados. Los arqueólogos han descubierto que,
en cierto momento posterior a la muerte del faraón, «un grupo de
individuos entró en el edificio y retiró la barca, reutilizando sus
tablones», explica el arqueólogo.
«Si bien son numerosas las preguntas sin responder en cuanto a la finalidad de estas imágenes, lo que es único es la cantidad asombrosa de tantos barcos que aparecen juntos en un solo lugar», subraya Wegner.
Botadura mágica
Próxima a la entrada de esta estructura se han descubierto además más de 145 piezas de cerámica que
habrían sido posiblemente utilizadas para albergar líquidos y que
también son objeto de estudio. «Las ofrendas líquidas forman parte
integral del culto funerario personal en las prácticas mortuorias
egipcias, pero no aparecen asociadas normalmente a objetos inanimados»,
indica Wegner en su artículo antes de señalar que «potencialmente, un
vertido masivo de líquidos en la entrada del recinto, entre los que muy
probablemente predominase el agua, podría ser una forma de botar mágicamente la embarcación,
encerrada ahora en el interior de su búnker subterráneo del desierto,
de tal modo que podría simbólicamente navegar hasta el inframundo junto
con el faraón, al que habría acompañado recientemente en sus ceremonias
funerarias».
Este acto «sería coherente con la práctica, de otro
modo incongruente, de enterrar embarcaciones en el desierto, y
expresaría la necesidad de establecer simbólicamente un puente de
transición entre el entorno desértico y el uso esperado de la nave para
una existencia en el Más Allá, en la que las barcas serían tan
esenciales para viajes y transportes como lo eran en el mundo de los
vivos», añade el egiptólogo.
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