Cinco gráficos que explican el Acuerdo de París sobre el clima
El cambio climático es uno de los mayores desafíos que enfrenta hoy
el mundo. El Acuerdo de París sobre el clima es un pacto firmado en
diciembre de 2015 por 195 países para mantener el aumento de la
temperatura mundial debajo de los 2 °C y, de ser posible, por debajo de
los 1,5 °C.
Conocida como COP21 (la 21.ª Conferencia de las Partes de la
Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático), fue uno
de los más multitudinarios encuentros de líderes mundiales alguna vez
visto.
El acuerdo acaba de entrar en vigor.
¿Cómo funcionará?
Las partes del acuerdo han decidido hacer varias cosas para
alcanzar su objetivo. Una de las principales es lograr una reducción
importante de las emisiones de gases de efecto invernadero. Otra es la
promesa de una cantidad sustancial de dinero para que esto suceda. Se
fijó revisar el acuerdo cada cinco años.
Diferentes expectativas
Existen diferentes expectativas para los países desarrollados y en
desarrollo. El acuerdo deja en claro que los países desarrollados deben
tomar la iniciativa en la reducción de gases de efecto invernadero.
También deben proporcionar recursos financieros para ayudar a los países
en desarrollo a cumplir con estos objetivos.
Según un informe publicado por Oxfam el año pasado,
el 10 % de las personas más ricas producen la mitad de las emisiones de
combustibles fósiles que dañan el clima mundial, mientras que la mitad
más pobre contribuye con un mero 10 %, como muestra este gráfico.
¿Qué debió suceder para que esto entre en vigor?
Si bien las condiciones del acuerdo se establecieron el pasado mes
de diciembre, se necesitaron algunos pasos antes de que entrara en
vigencia. En la reunión de París, el acuerdo se aprobó. A continuación, se debía firmar oficialmente.
Y por último, los países tenían que adherirse al acuerdo. Este último
paso comprendía obtener las aprobaciones necesarias de los respectivos
gobiernos.
Antes de que el acuerdo entrara en vigor, fueron necesarios
cincuenta y cinco países, o los suficientes para llevar el total de las
emisiones mundiales a un 55 %.
Hasta la fecha, se unieron 97, lo que representa el 69,22 % de las emisiones mundiales.
Esto significa que el acuerdo ha entrado oficialmente en vigor. Ahora empieza el trabajo.
¿Funcionará?
La lucha contra el cambio climático nunca ha sido tan importante.
La tierra está calentándose cada vez más, y está ocurriendo más rápido
de lo que pensábamos.
Este año está en camino a ser el más cálido registrado. Como se
muestra en este gráfico, en los primeros seis meses del año hubo
temperaturas de 1,3 °C por encima de los niveles normales, y las
temperaturas han aumentado de forma constante en la segunda mitad del
siglo XX.
De hecho, ya estamos en peligro de no alcanzar el objetivo del acuerdo de aumentos entre 1,5 y 2 °C en las temperaturas.
El Informe anual del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA)
analizó los compromisos actuales de los países de reducir las
emisiones. Afirma que, incluso si los compromisos actuales se
implementan totalmente, las emisiones previstas podrían ver aumentos de
temperaturas de un 2,9 a 3,4 °C sobre los niveles preindustriales para
2030. Esto es mucho más los 2 °C del Acuerdo de París. Se llama la
“brecha de emisiones”.
Cobrar impulso
En la última cumbre del G20, China y los EE. UU. anunciaron que habían ratificado el Acuerdo de París.
El anuncio fue importante porque los EE. UU. y China son los dos principales contaminadores del mundo.
En este gráfico, se comparan las emisiones de dióxido de carbono
del uso de combustibles fósiles y la industria en distintas naciones.
China, que se muestra en rojo oscuro, es responsable de una gran
proporción de emisiones mundiales, mientras que los EE. UU., en azul
oscuro, es responsable de otra parte importante.
Sin embargo, hay buenas noticias. Hasta 2014, el crecimiento del PBI y las emisiones de carbono iban de la mano.
Según la Agencia Internacional de la Energía (AIE), las emisiones
de CO2 relacionadas con la energía se mantuvieron estables en 2014, a
pesar de un aumento de alrededor del 3 % en el PBI mundial. “Esta es la
primera vez en los últimos 40 años que un alto o una reducción en las
emisiones no ha estado ligado a una crisis económica”, dijo la AIE en su
momento.
China fue uno de los países donde sucedió esto, como se muestra en el gráfico a continuación, en parte debido a un empuje masivo hacia energías renovables.
¿Qué sigue?
Los países ahora tienen que traducir sus promesas en actos. La
reunión de seguimiento de la COP21 se realizará en Marruecos este mes
para considerar la manera de avanzar desde París.
“Este es un momento para celebrar. También es un momento para mirar
hacia adelante con una evaluación seria y voluntad renovada sobre la
tarea que tenemos por delante,” dijo en una declaración la jefa de clima de las Naciones Unidas, Patricia Espinosa.
“En poco tiempo, y ciertamente en los próximos 15 años, necesitamos
ver reducciones sin precedentes en las emisiones de gases de efecto
invernadero y esfuerzos inigualables para construir sociedades que
puedan resistir el aumento de los efectos del clima”, agregó.
Las opiniones que se expresan en este artículo son solo del autor y no del Foro Económico Mundial.
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