El nombre que le
daban los naturales, era de Haití,  según
las crónica, este dato de tipo histórico 
que aportan los verídico relatos de 
Fray Bartolomé de las Casas y del Capitán Gonzalo Fernández de Oviedo y
Valdez, y hasta el cronista indiano 
Antonio  Herrera,  quien con 
frecuencia repite  al Obispo de Chiapas.
Tal testimonio fue recogido  de boca
de  los soldados de la Conquista.  Hay 
información   por vía indirecta ,
de carácter antehistórico, que alegan que 
haber sido   transmitida por la tradición
o por los escritores de la época que no surcaron siquiera el Océano , como  lo fue Pedro 
Mártyr de Anglería, la cual 
trae  confusión para el logro de
la verdad objetiva de la Historia, para el esclarecimiento de la materia  , al tratar 
respectivamente los nombres de Haití ó Quisqueya.
Las Casas, en su
Historia de las Indias, dice “Yendo pues así 
(el Almirante) mirando las tierras puso los ojos hacia  el Sueste, y visto tierra muy  grande, y es 
la  grande  felicísima 
isla Española, de la  cual tenía
nuevas  muy frecuentísimas de los indios,
que como de cosas muy  fastuosa, se la
nombraban  llamándola Bohío; no supo  porque  
tal nombre le pusieron, siendo toda  
una lengua de los  de Cuba y de la
Española, pues se llamaba sino “ Haytí”, la última sílaba lengua y aguda. Y
agrega Las Casas,  “Así, que, miércoles 5
de diciembre, descubrió el Almirante la isla de Haytí a la cual  puso 
después como luego Procederá, La Española.
Herrera, dice en
su Décadas, Vol. V,  “No me  acuerdo que tanto durara de ancho  y largo esta cumbre,  porque 
ha  mas de 50 años que estuve en
ella,  llámase Haytí, la última sílaba
aguda, de la cual de denominó y llamó toda la isla, y  así la nombraban todos las gentes de las
islas comarcanas
Mientras
que  Gonzalo Fernández de Oviedo, antes
que Las Casas y Herrera, consagra el nombre de Haití con que llamaban los
oriundos a la isla. “El Almirante preguntaba a los indios por Cipango,  dice, y ellos por señales le  respondían 
y señalaban que era esta isla  de
Haytí,  que después se llamo Española. Y
creyendo los indios que el Almirante no acertaba el nombre, decían Cibao,
Cibao, pensando que por decir  Cibao
decían Cipango, porque en el Cibao es donde en esta isla están las minas más
ricas  y de más fino oro.
Así
 pues, la
isla que llamaron los hispanos, primero, La Española y luego Santo 
Domingo, los
aborígenes, denominaban Haytí, (que   Pedro  Mártyr de Anglería, incurre
 en el barbarismo
de llamar a la Isla Hispaniola) y Las Casas, dice “...y a esta  gran 
isla Española, nombraban Haytí, y  debían ellos decir  que en Haytí 
había grandes bohíos, Vol. I.) De
su parte Krieger atribuye este  último
nombre a los arahucanos cuando dice en 
Aborigen Indian Pottery, vol. 156, 
“los aborígenes arawacos llamaban la isla  Haití o Aití, dice  nombre 
también aplicado a la parte montañosa
de la provincia de  Higuey.  Después cuando Colón descubrió la Isla, le
cambio la denominación por la Española.  Este nombre más tarde ha 
sufrido la corruptela
de la Hispaniola, término algo vago a veces adoptado por el uno 
geográfico desde
entonces para designar la isla de Santo Domingo en concocción con la 
porción
oriental, reservándose el de Haití para la parte occidental ocupada  por
 los haitianos en la actualidad.
Se ignora si
este vocablo de Haití  es de origen náhoa
o arahuco. En el caso de que proviniera del primero de estos  dialectos 
o sublenguas  isleñas, no
significaría, “tierra alta y montañosa” como 
consigna algunas historias, < José Gabriel García en su Historia de
Santo Domingo le da a Haití el sentido de “tierra  alta”. Moreau de Saint Rémy en su Descripción
Topográfica y Política de la  parte
española de la isla de Santo Domingo, se refiere cómo “los  insulares que habitaban la isla entonces
llamaban Haití, expresión que, en su idioma, significaba “Tierra elevada,
Tierra Montañosa”.
Porque ese
idioma era polisintético como el Caribe y el 
de todas estas islas, y emplearíase sólo las voz  arahuaca “tikeo (ti, elevada; keo, montañosa).
Pero si Haití es náhuatl quiere decir “morada” o “templo del sol”. Padilla dice
“puede ser Haití, un vocablo compuesto de náhos y Arauco y sindicaría entonces
“casa elevada (de la raíz náhos” hay, casa, 
y de la aruaca ti, elevada. Esta 
puede ser la hipótesis más verosímil, ya que en el léxico taino la
palabra  Haití es “horcón (Oviedo, Vol.
1, pág. 164)
Hay, una
analogía entre Haití y su más antiguo significado, Diego Álvarez Changa en
su  Carta al Cabildo de Sevilla y algunos
cronicones de los escritores indianos atribuyen el nombre  de Haití 
a la región costera de la bahía de Samaná, donde está la gruta “ Haití,
que por  corrupción  lingüística 
degenero en “ Haitises” o “ Haitiles”, por ser muchas las cavernas que
se encontraban en  dicho sitio. Los
moradores primitivos de la isla habitaron en esas cavernas envueltas en una
leyenda indígenas ( Los aborígenes de Samaná que eran  los 
ocupantes  originales de la isla
que  Vivian  en las cuevas de ésta, dice Krieger,  eran muy escasos en número y estaban en
relación  con los indios de la Martinica
quienes  se comunicaban en  sus canoas.
Se aplicaba el
nombre de Haití a una región montañosa del oeste  que según la tradición poseía frutas que
ocupaban los araguacos y quizá  hasta
los  yaquis, la cual Oviedo, Las Casas, y
Herrera, han de  describir  como Haití
Pedro Mártyr se
refiere a ella,   en sus Décadas
Oceánica, dice  el cronista que la
isla  fue poblada en su origen por
salvajes provenientes de Martinica. Caizemú, donde la primera entrada de la
isla, se extiende hasta el río que corre por la ciudad principal de Santo
Domingo, y es el Hozama. Más por el Septentrión   termina en ásperas montañas, que,  por lo horrorosas que son, se llaman
particularmente  Haití.
 Para Alberti y Bosch, precursor de la
Prehistoria de Santo Domingo, las grutas de los Haitises la poblaron los
autóctonos como es de evidencia en la caverna de San Rafael, la cual
muestra  un piso cubierto por una espesa
capa de cuerpo de caracol y otro detritus de mariscos.
Fuentes
consultadas: por Ubaldo Solís
Dr. Gustavo Adolfo Mejía Richard, obra Historia de Santo Domingo (una interpretación objetiva) Vol. I, Ciudad Trujillo (Santo Domingo) 1948, Instituto de Investigaciones Histórica,

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