sábado, 12 de noviembre de 2016

¿Qué pasó en Madrid el 2 de Mayo de 1808?

¿Qué pasó en Madrid el 2 de Mayo de 1808?

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Levantamiento del 2 de mayo de 1808 en la Puerta del Sol de Madrid
Levantamiento del 2 de mayo de 1808 en la Puerta del Sol de Madrid
Todos los españoles hemos estudiado en la asignatura de Historia el levantamiento del pueblo madrileño el 2 de mayo de 1808 y la Guerra de la Independencia que siguió y que se prolongó hasta 1814.
Pero… ¿Qué pasó en Madrid en realidad ese lunes 2 de mayo de 1808? ¿Por qué sólo el pueblo y unos pocos oficiales de rango inferior se levantaron contra las tropas francesas desplegadas en Madrid? ¿Dónde estaban los reyes, los ministros, los generales? ¿Quién gobernaba en España? ¿Quién fue el verdadero autor del Bando de los Alcaldes de Móstoles? ¿Por qué se conoce como Guerra de la Independencia si no eramos colonia ni eramos dependientes de ninguna nación?

Los 2 reyes de España presos en Francia

En primer lugar hay que destacar la caótica situación de la nación después del Motín de Aranjuez, impulsado con éxito por los partidarios de Fernando VII para derrocar a su padre Carlos IV y ponerle a él en el trono de España. Fernando VII es seguramente el peor rey que ha tenido este país y su padre uno de los peores. Ambos eran absolutistas acérrimos y consideraban España y todas sus posesiones en Ultramar como una propiedad particular con la que podían mangonear a su antojo y conveniencia.
Los 2 reyes, padre e hijo, Carlos IV y Fernando VII habían ido por su propia voluntad hasta Bayona, al otro lado del Bidasoa, en territorio francés y ese 2 de mayo de 1808 ya eran prisioneros de Napoleón Bonaparte. Además allí estaban también la mayoría de los diputados a Cortes.
Carlos IV, cegado por el odio hacia su hijo y usurpador, abdicó a favor de Napoleón Bonaparte ese mismo 2 de mayo de 1808: “Artículo 1º. El rey Carlos… ha resuelto ceder como cede por el presente a S. M. el emperador Napoleón todos sus derechos al trono de España e Indias.” Fernando VII renunciará a la corona mediante una breve carta a su padre, fechada el 6 de mayo de 1808. Posteriormente, el 12 de mayo de 1808, tanto él como sus hermanos, los infantes don Carlos y don Antonio, renuncian a sus derechos en Burdeos “absolviendo a los españoles de sus obligaciones”.

Una Junta de Gobierno que no gobierna

Mientras, España estaba gobernada por una Junta Suprema de Gobierno, presidida por el Infante don Antonio y formada por 4 ministros del último gabinete fernandino, que sólo ha recibido unas instrucciones verbales que le exigían “la buena armonía con el general que mandaba las tropas”, refiriéndose al Mariscal y Gran Almirante del Imperio Joachim Napoleón Murat, cuñado del emperador, Duque de Berg y Rey de Nápoles entre 1808 y 1815.
La Junta Suprema de Gobierno desde su constitución intentó negociar con Murat sin que el francés hiciera ninguna concesión. La noche del 1 al 2 de mayo de 1808 se planteó la posibilidad de la declaración de guerra pero la moción fue rechazada. Sin embargo, temiendo su destitución y posible arresto, designó una nueva junta clandestina. Y eso fue todo.

El alzamiento del pueblo madrileño contra los franceses

A primeras horas de la mañana del lunes 2 de mayo de 1808, la infanta María Luisa de Borbón, reina de Etruria, y el infante Francisco de Paula de Borbón, últimos miembros de la familia real, junto con el infante don Antonio de Borbón, que quedaban en Madrid, suben a los carruajes que les van a conducir a Bayona por orden de Napoleón Bonaparte.
Una pequeña multitud se agolpa ante el Palacio Real. La reina de Etruria ya ha partido. El infante Francisco de Paula sube al último carruaje. José Blas Molina Soriano, maestro cerrajero, comienza a dar gritos de “¡traición, traición!”.  El medio centenar de vecinos que se hallaban allí penetra en palacio y llega hasta el infante que se asoma a la ventana para agitar más las turbias aguas de los indignados madrileños.
Murat manda a Lagrange, uno de sus edecanes, que es asaltado y apresado por la multitud al grito de “que nos los llevan”. Lagrange es liberado por un oficial de las Reales Guardias Valonas y ambos tienen que ser rescatados por un batallón de Granaderos de la Guardia que abrió fuego con 3 piezas de artillería y causó los primeros muertos y heridos del 2 de mayo de 1808.
La noticia corrió por todo Madrid y se desató una violenta y espontánea reacción del pueblo contra los franceses, hasta entonces aliados y desde ese día invasores. Al grito de “mueran los franceses” los vecinos de Madrid atacaron a cuanto francés encontró por la calle, salvando muchos sus vidas por los rasgos de generosidad de algunos vecinos que les guardaron en sus casas.
En un primer momento dueños de la calle, los madrileños se organizaron en pequeñas partidas a cuyo mando había ciudadanos de toda condición, desde académicos hasta sacerdotes. Al intentar tomar las puertas de la ciudad para impedir la entrada de las tropas imperiales se trabaron las primeras escaramuzas de envergadura pues ya estaban tomadas por los franceses. Cuando tomaron alguna se hicieron fuertes en su defensa, como en la Puerta de Toledo donde las manolas de Lavapiés se mantuvieron firmes y resistieron varias cargas de los coraceros galos.

El contraataque francés y la defensa de la Puerta del Sol

La respuesta de Murat no se hizo esperar y cerca de 30.000 franceses avanzaron hacía Madrid desde sus acuartelamientos en los alrededores de la ciudad hasta la Puerta del Sol. Desde El Retiro llegaron 3.000 jinetes por la Calle de Alcalá y la Carrera de San Jerónimo. Desde la Casa de Campo llegaron 4.000 infantes por la Calle de Segovia. Desde los Carabancheles llegaron 2.000 coraceros por la Calle de Toledo después de pasar sobre los cadáveres de las manolas. Desde El Pardo y Puerta de Hierro entraron 4.000 infantes a través de la Puerta de San Vicente. Del convento de San Bernardino avanzaron en 2 columnas otros 6.000 soldados imperiales… Y el ejército español encerrado en sus cuarteles y cumpliendo la orden de no intervenir dictada por el capitán general Francisco Javier Negrete.
La Puerta del Sol y sus alrededores se convirtieron en escenario de los terribles combates que se sucedieron a lo largo de la mañana y que magistralmente retrató Francisco de Goya. El mejor ejército de la época, encuadrado en sus unidades, al mando de sus oficiales y bien armado y pertrechado, se enfrentó a los madrileños y madrileñas, desprovistos de armas, pertrechados con lo que tenían a mano, sin oficiales experimentados y sólo impulsados por una indignación exultante. ¡Dios, qué buen vasallo si hubiese buen señor!

Los héroes sublevados del Parque de Monteleón

En este glorioso y recordado 2 de mayo de 1808, sólo los artilleros del Parque de Monteleón se levantaron contra el invasor y se unieron a la lucha de la población civil contra los franceses. Dos capitanes de artillería, Luis Daoíz y Pedro Velarde, tras hacerse con el cuartel y desarmar a la pequeña guarnición francesa allí instalada, abrieron las puertas del Cuartel de Artillería a los madrileños y madrileñas que llegaban en busca de armas tras los sangrientos combates de la Puerta del Sol. A ellos se unieron el teniente de infantería Jacinto Ruiz, los alféreces de fragata Juan Van Halen y José Hezeta, y otros oficiales de menor graduación.
Daoíz, que había asumido el mando como capitán más antiguo, ordenó abrir las puertas y entregar las armas a los madrileños. Velarde se encargó de organizar de algún modo a aquellos vecinos que ejercían de héroes. También se emplazaron y dispusieron las 5 piezas de artillería con las que contaban para repeler a las columnas francesas: 2 cañones fueron emplazados hacia la Calle de San Bernardo, otros 2 hacia la Calle de Fuencarral, y 1 hacia la Calle Nueva de San Pedro.
A primeras horas de la tarde los invasores franceses rompían la resistencia y entraban en el cuartel, acabando prácticamente con la resistencia madrileña que ya sólo se prolongaba en pequeños grupos que callejeaban hostigando a los franceses que esa misma noche comenzaron con las cruentas represalias contra la población civil.

El Bando de los Alcaldes de Móstoles o la falsa declaración de guerra

El conocido Bando de los Alcaldes de Móstoles, que presume de ser una declaración de guerra, fue en realidad redactado por Juan Pérez de Villamil, que nacido en la baja nobleza asturiana, ejerció de abogado en diferentes cargos, fue miembro supernumerario de la Real Academia de la Historia y honorífico de la Real Academia Española y de la Real Academia de Bellas Artes, fiscal togado del Consejo Supremo de Guerra y, desde 1807, Auditor General y secretario del Consejo del Almirantazgo, aunque éste último cargo no lo llegó a ejercer nunca.  
En la noche del 1 al 2 de mayo de 1808, Pérez de Villamil fue nombrado, junto con otros 2 juristas y 3 tenientes generales, miembro de la junta clandestina de sustitución, organizada por la Junta Suprema de Gobierno para reemplazarla en caso de que fuese suprimida por los franceses. Conocedor por sus cargos de las intenciones de Murat, salió de Madrid el fin de semana y se retiró a su finca de Móstoles.
El 2 de mayo de 1808, conoció los sucesos de la capital y redactó un aviso, instando a las autoridades de otros pueblos y regiones a auxiliar a Madrid con tropas y voluntarios civiles. Como buen jurista que era, lo emitió en forma de oficio con las firmas de los dos alcaldes ordinarios de MóstolesAndrés Torrejón y Simón Hernández. Nació así el Bando de los Alcaldes de Móstoles.

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